Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



jueves, noviembre 01, 2007

“¡Caracas, La Habana, rá-rá-rá!”


“Dos patrias tengo yo, Cuba y la mía”. Quiero dejar en claro que el verso pertenece a José Martí y no ha sido extraído de un programa “Aló, Presidente”, en los que el mandatario venezolano Hugo Chávez suele decir las ideas más inconcebibles con esa ligereza indiscreta que certifica la sentencia de José Ingenieros: “El ignorante hace galas de lo que debe ser su afrenta”.
En su última visita a Cuba, Chávez se sintió en las tribunas cubanas como si estuviera en su propia casa, desconociendo que eso debió ser un asunto de cortesías diplomáticas y no para que se lo tomara tan en serio. Manoteó, palmeó los hombros de Raúl Castro, trató de subalterno al canciller Pérez Roque, se dirigió a la audiencia como si hablara en los llanos venezolanos. Era amo y señor, pez nadando en su agua, patrón poseído de la nación.
Lo que faltaba, sucedió. Dijo textualmente ''Los dos gobiernos en el fondo somos uno solo. Cuba tiene dos presidentes y Venezuela tiene dos presidentes: nosotros vamos hacia la conformación de repúblicas bolivarianas, martianas''. Un “one-two” ideal, como el baloncesto; al final, hará canasta.
No hacía falta la opinión de los demás, no hubo que preguntarle a nadie, la masa oyente aplaudió con la indolencia (¿aprendida, asumida, oportuna?) de los cubanos y de seguro que agitó sus banderitas de papel.
Ahora, el puntillazo final lo dio el mismo canciller tratado de subalterno en la tribuna. Pérez Roque, con su acento tan habanero (fonemas redondos, chatos, podados, perezosos) confirmó en su discurso en Nueva York durante la asamblea de la ONU, que “Cuba estaría dispuesta incluso a renunciar a la soberanía y la bandera por la que tanto ha peleado, para integrarse en un gran bloque de naciones latinoamericanas y caribeñas''
¿Presidido por quién?, ¿hay razones para preguntarlo? Obviamente, Chávez, que ya tiene sobre sus hombros el peso del cadáver económico cubano, nada más obvio y merecido que se lleve el estrellato con ese afán que tiene de ser como Bolívar.
La célebre frase apátrida no ha sido repetida ni publicada dentro de Cuba. “Compraron pescado y le cogieron miedo a los ojos”. No es que los cubanos nos sublevemos, ya sabemos por convicción que las sublevaciones quedaron en el olvido y que en Cuba nadie tirará ni la primera ni la última piedra, a no ser las que fondean el barco para sacarlo a flote y navegar hacia La Florida. Pero un índice perdido de vergüenza ha sido rescatado de la nada.
Las declaraciones de Roque son parte de esa táctica subliminal que tanto le gusta al gobierno cubano (bueno, si es que aún es cubano) y ahí está, para contrastar a los incrédulos.
Ahora resulta que el reciente discurso de Bush, en el que pidió para Cuba y los cubanos lo mismo que todos quisiéramos para Cuba y los cubanos, y todo a lo que no estamos dispuestos a renunciar si vivimos en el exilio (o la emigración), se va convirtiendo en un discurso en defensa de la soberanía y la dignidad nacional cubanas. Vivir para ver.
La votación 184-4 a favor de Cuba en las Naciones Unidas condenando el embargo de EEUU, ha sido más una votación 184-4 en contra de Bush; ya sabemos la ira que le da al resto del mundo todo lo que proponga, opine o diga un mandatario estadounidense. Bastó que Bush hablara para que el resto aupara a La Habana. ¡Ah, el maldito imperio! Es tan así, que hasta exiliados y disidentes cubanos se unen al coro para condenar la ingerencias en los asuntos internos de los cubanos, como fue proponer fondos internacionales de ayuda, computadoras, becas, reconciliación, perdón, libertad, con tal de estar en la moda de la "soberanía" que propone el César habanero a su imagen y semejanza, olvidando la globalización.
El problema no son los pecados propios de quien lo propone, sino la propuesta en sí. Mientras, las sandeces del canciller español Moratinos en La Habana, las tibiezas en las que Cuba le hace a Madrid el tacto rectal, son asumidas en coro por los demás. ¡Oh, la hipocresía!
Pero olvidémonos de tanta historia, ¿para qué morir ahogados en el desierto? La propuesta ahora es agitar la bandera de la nueva URSL (imagine usted el significado de esta nueva sigla de la neo-lengua) y aplaudir a Chávez. Al fin de cuentas, al menos comeremos cachapas caraqueñas en La Habana.

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