Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



jueves, noviembre 29, 2007

Trini, ¿lleva y trae?


Después de sus amoríos presidenciales y de su participación silente en las visitas española a Latinoamérica, incluyendo su cara estupefacta cuando el Rey mandó a callar a Chávez, Trinidad Jiménez, secretaria de Estado española para Iberoamérica, visitó la ciudad de Miami para explicarle a los grupos de oposición a Castro la posición de España respecto de Cuba.
Es simpático, sobre todo porque poco hay que secretearse al respecto. ¿Alguien duda de la posición del gobierno del PSOE sobre Cuba? ¿Alguien tiene confusiones sobre la actitud del canciller español Moratinos en La Habana?
La pregunta es ¿qué fue a hacer Trinidad Jiménez a Miami?
Yo me atrevo a creer que su viaje fue de mensajera. En Cuba a eso le llamamos “lleva y trae”, pero en estas cuestiones de política “elevada” puede que le llamen “mediación diplomática” u otros apelativos elegantes. Presumo que un mensaje del gobierno cubano confabulado con la diplomacia española, fue en boca de Trinidad desde La Habana y Madrid, hasta Miami.
Otra pregunta se deduce de esta reunión. ¿Por qué no se han revelado con exactitud, los nombres de los representantes cubanos del exilio que se sentaron a conversar con Trinidad Jiménez y los temas concretos de esas conversaciones?
Quienes hemos sufrido por décadas el imperio del secreto, la confabulación misteriosa y la ausencia de democracia y transparencias en una Cuba regida por Castro, no soportamos un remake de esa politiquería excluyente. Los representantes de la oposición a Castro en Miami, no tienen el derecho de distinguirse como tales si a espaldas de todos los cubanos, se reúnen con España para hablar quién sabe de qué, y callárselo como si fueran los elegidos, los doce apóstoles, los tocados por Dios.
"He explicado en detalles cómo está actuando el gobierno español en sus relaciones con Cuba para aclarar ciertas percepciones erróneas que no se ajustan a la realidad", fue la explicación de la representante de la cancillería española a la agencia EFE.
Es decir, que ante la percepción que se ha hecho evidente (la de excluir a la disidencia interna de Cuba en sus visitas a La Habana), la diplomacia española se va a Miami a reunirse con los opositores a Castro en esa ciudad excluyendo otra vez a los disidente de dentro de la Isla. Una estocada doble, ¿o triple?, porque con un viso divisionista, la bella diplomática escogió a quiénes contarles su verdad, sacando del juego a todos nosotros, el resto de los cubanos.
"Hemos hablado con franqueza y se ha comprendido, aunque algunos no lo compartan, que estamos tratando de influir en el proceso interno de una manera honesta y lógica", dijo Trinidad Jiménez a la agencia de prensa. Pero ¿cómo?, ¿sembrando climas de selección secreta, eligiendo a sus intermediarios, incluyendo y excluyendo a su antojo?
Señora Jiménez, permítame dudar de la franqueza con que su gobierno ha hablado, como asegura usted, y mucho más, sobre ese manera que asume la cancillería española de “influir en el proceso interno (de Cuba) de una manera honesta y lógica”.
Secretos y acuerdos tras bambalinas con el gobierno de La Habana o con ciertos opositores en Miami no es el modo que preferimos los cubanos. Hartos estamos de obedecer en silencio lo que los poderosos firman en secreto para determinar sobre todos.
José Martí, que es guía moral, poética y filosofía para los cubanos, pedía a fines del siglo XIX “una Cuba con todos y para el bien de todos”. Mancillado por casi medio siglo ese reclamo martiano, preferimos sostenerlo como dogma para el futuro de Cuba, aunque tengamos que prescindir de estos flacos favores ibéricos.

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