Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



martes, septiembre 06, 2011

La mujer del coronel: Sexo y revolución entre la cama y Angola



Al final de la novela, Nilda “sólo sentía unos ardientes deseos de escapar de aquel lugar, de aquella isla, de su propia vida”. La novela La mujer del coronel, recorre 231 páginas para llegar a esta conclusión, sólo que el tránsito es otro, un modo distinto que Carlos Alberto Montaner ha buscado para reafirma una conclusión que la literatura cubana desde todas las fronteras, se ha ocupado de repetir. Y es que, para quienes vivimos la experiencia revolucionaria por 20, 30, 50 años, al final no ha habido resumen mejor que un “largo y tortuoso camino” hacia la escapatoria. No se a dónde, pero al cubano lo cruza siempre la misma incertidumbre del prófugo.
Ahora, en la más reciente novela de Montaner, la experiencia sexual es el leitmotiv para llegar a semejante conclusión común.
Leí La mujer del coronel con curiosidad triple. Una, las opiniones centradas en las descripciones asustadizas de una sexualidad inusual; otra, los antecedentes de la bibliografía activa de Montaner, siempre llena de lógicas aplastantes y, finalmente, esa avidez literaria que padezco. Confieso que por una de estas tres razones, o por dos o por las tres, la lectura me resultó cautivante.
Pero el argumento se resume en aún menos espacio. Desde el inicio y la llegada del coronel a La Habana, salta a las seis últimas páginas con la entrada de Arturo a su casa y el encuentro con su mujer (edición Alfaguara, 2011). Esa es, en síntesis, la historia. Un cuadro concreto y real de la vigilancia que la inteligencia cubana tiene sobre la sexualidad y la intimidad de sus miembros más importantes, en busca de preservar esa moral mojigata del Partido Comunista, integrado por falsos semidioses intachables y dueño de hipócritas familias felices. Un montaje teatral y falso como mismo es de teatral y falsa la revolución cubana.
Todo lo demás en La mujer del coronel, es escenografía. Por eso, lo que más disfruté no ha sido la historia central en sí, sino esa armazón literaria tan rococó, en la que Montaner exhibe una investigación cuidadosa de las curiosidades sexuales en la cultura de la humanidad.
Ha habido, como preparación para la novela, una cuidadosa y pormenorizada búsqueda de insólitas costumbres y tradiciones eróticas de culturas antiguas y lejanas, que a veces me hizo recordar aquellos años en que leí La Rama Dorada. Y a su vez, insiste en esta literatura de alcoba, que desde Elogio de la madrastra, de Vargas Llosa, fundó un nuevo género que le robó espacio a la pornografía, edulcorándola con el buen ejercicio literario, la elegancia y el riesgo de transitar por el filo de la navaja con una propuesta cultural desinhibida.
Otros de los atributos obligados de La mujer del coronel, ha sido su tratamiento narrativo. Carlos Alberto logra transitar de una a otra persona narrativa sin altibajos ni sorpresas, de modo casi imperceptible para el lector. De pronto, uno lee con la conciencia del narrador omnipresente para encontrarse que, desde hace párrafos atrás, habla en primera persona.  Ha sido un ardid habilidoso del autor que te coloca en varios planos de la historia, frente y tras el espejo, permitiéndonos asumir una lectura total del conflicto de los personajes.
Hay quienes se han escandalizado con los detalles con que, con calma de relojero, Montaner describe los encuentros sexuales entre Nilda y Martinelli (Sherzada y su Sultán), sin embargo, no es el detalle real de la batalla sexual entre el profesor italiano y la cubana infiel, sino la elaborada fantasía epistolar que revive un arte narrativo vigente en varias culturas de la humanidad, desde el Kama Sutra hasta hoy. No son las cartas del Sultán el cuento exacto de sus encuentros sexuales, sino la reelaboración de fuertes y crudas sesiones de sexo recostadas en informaciones cultural que se replican en esta novela para explicar la complejidad del personaje de Nilda frente a su realidad en Cuba como psicóloga, como individuo y como esposa del coronel internacionalista.
La mujer de coronel es una excelente novela. Es, además, una mirada original a otro doloroso conflicto cubano y una exploración literaria a la novela erótica desde la óptica frustrante de la revolución.