Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



martes, octubre 16, 2012

Lo claroscuros de una nueva ley de emigración en Cuba


En su polémico poemario Fuera del Juego, Heberto Padilla decía en uno de sus versos en los que hablaba del “hombre nuevo”: “… dar un paso al frente y dos o tres atrás, pero siempre aplaudiendo…” Y es que esa ha sido la estrategia de la dictadura cubana que ha justificado su devenir histórico durante estos 50 años y pico.
Ahora lo vuelven a hacer.
Las nuevas modificaciones a la ley de emigración cubana abren ventanas tibias y necesarias mientras mantiene cerradas las puertas.
Es un espejismo más, como el de los 10 millones de toneladas de azúcar en 1970 o la desecación de la Ciénaga de Zapata ara sembrar arroz.
Pero esta de ahora tiene sus propias explicaciones.
Presumo que con Obama no han surgido presiones suficientes entre EEUU y Cuba como para tomar decisiones drásticas. Obama no las ha provocado, más bien ha ido enfriando las existentes unilateralmente. Y aún así, dentro de la isla crecen las inconformidades, la desobediencia civil, las manifestaciones y el malestar. A esto se suman cosas como el empeoramiento de la economía, el millón de trabajadores despedidos y el deterioro en suministros de alimentos.
Cuando surgieron las crisis anteriores, Fidel Castro amortiguó la presión interna con la salida masiva por el Mariel, la embajada de Perú, la crisis de los balseros, etc. Poniendo a los Presidentes demócrata estadounidenses de entonces, en ascuas y a la defensiva.
Con Obama no ha podido ser, Obama no ha dado motivos. Y por ende, Raúl no puede aliviar la presión interna y el crecimiento de demandantes (la población) con un salida masiva tal. ¿Cuál es la solución? Tratar de descontar unos cuantos cientos de miles de cubanos facilitándoles el escape hacia otra nación cualquiera, porque se irán a EEUU, Madrid, Afganistán o Moscú. Al final, no importa el destino si enviarán remesas a quienes se quedaron en la Isla.
Ha quedado demostrado que un emigrante da más dividendos que un balsero y no precisan de mojarse o secarse los piés para no ser deportados a Cuba.
Otra razón es oxigenar la mortificación que muchos tienen con la llamada Ley de Ajuste Cubano. Es muy posible que las modificaciones que ha anunciado Cuba aceleren los cambios propuestos a esta Ley que privilegia a los cubanos.
¿Por qué el régimen de Raúl Castro quiere terminar con la Ley de Ajuste Cubano? Muy fácil, por la misma razón por la que aumentó los aranceles portuarios para quienes viajan a Cuba, limitó las entradas de paquetes, el costo de los impuestos, el envío de medicamentos, alimentos, de todo.
Hace 53 años que el peor enemigo de la dictadura cubana es la felicidad. Todo lo que les proporciona un ínfimo espacio de felicidad a los cubanos hay que fusilarlo, y ya sabemos la propensión a los fusilamientos que tiene esa dictadura.
Felicidad puede entenderse por bienestar económico, unión familiar, libertad de cualquier tipo, creencias, filosofía, logias, uniones, grupos de amigos, pescar, fumar, jugar dominó, coleccionar sellos, militar en una ideología distinta, hablar hasta por los codos de lo que nos de la gana.
Ahora habrá que esperar a enero de 2013 para saber cuánto de lo que anuncian hoy, es verdad. Porque no renunciarán a las muestras de odio y poder, al control  y la determinación suprema sobre las vidas ajenas. Ellos seguirán decidiendo, censurando y permitiendo o negando todo lo que han permitido o negado hasta hoy.
La verdadera corrección a una ley dictatorial migratoria como la que ha impuesto Cuba a lo largo de este medio siglo, es la única vigente en los países democráticos alrededor del mundo. Una ley libre, de respeto a la determinación individual de cada persona, respetuosa de los derechos humanos. Pero esa es la ley de los países libres y democráticos alrededor del mundo, y Cuba es una dictadura a la que los dictadores nunca van a renunciar.

jueves, octubre 11, 2012

Enrique Capriles ha perdido dos votaciones


En la columna de opinión “Chávez y la trampa que se avecina”, que Carlos Alberto Montaner publicó en días pasado, cuenta que Eric Ekvall, “un notable asesor político que hace años llegó a Venezuela en el equipo de Joe Napolitano, el mejor estratega de campañas que se recuerda” le explicó que el sistema computarizado para la votación que usa Venezuela, mantiene 2 millones de votantes fantasmas en memoria para ser movidos según los resultados que se quieran obtener. Ekvall le aseguró que eso explica que horas antes del cierre de las urnas, Chávez perdía 54 a 41 frente a Enrique Capriles Randosky, pero al cierre esas cifras se invirtieron. Según contó el asesor, mientras que en la última década la población venezolana ha crecido en 14%, los votantes han crecido en 54%.
Para tomar en cuenta estas confidencias de Ekvall, hay que colocar la percepción y experiencia de nuestro lado. Yo lo he hecho, incluso antes de leer semejante confesión en la columna de Montaner.
Hace algún tiempo, cuando se instalaba el sistema de votación electrónica en Venezuela, la prensa dijo que la base de datos había sido confeccionada y manejada por Cuba y que los informes pasaban por un servidor en La Habana antes de llegar a Caracas.
Sin embargo, nunca necesité de datos semejantes para sospechar con certeza, que eso era así y que era imposible que un hombre que violentaba todas las reglas democráticas, se jugaría su poder en una votación libre y limpia.
No sucedió, por supuesto.
Mi percepción es que Enrique Capriles interpretó un rol oportuno, aún haciéndolo inocentemente, ingenuamente, y que en realidad ha servido para legitimar la permanencia de Chávez en el poder. Lo peor es que hasta nos puedan asaltar dudas tras la derrota de Capriles dada su actitud pasiva y relajada en el discurso tras el cerrar de las urnas, y su civilizada y veloz aceptación de la derrota. Fue un borrón y cuenta nueva frio y desapasionado.
Para agravar su conducta, que ya ha sido cuestionada, ahora lanza otro enfurecido discurso optando a la gobernación de Miranda, una candidatua que ya lo convierte en un perdedor, aunque la gane.
No se si es problema de asesores errados o de la personalidad del joven Capriles, pero ahora le cabe a él la frase de Chávez cuando dijo que águila no caza mosquitos. ¿Cómo es que regresa a la campaña pero ahora disminuido a una categoría de gobernador de un estado secundario? Hay ahí un problema de dignidad y  autoestima, ¿o será que lo ha cegado la ambición de mantenerse en el poder, el que sea, aunque venga ahora como cola de ratón?
O lo que sería aún peor, ¿es que Capriles sigue interpretando un oportuno rol de cortina de humo, manipulado (aún “inocentemente, ingenuamente”) por Chávez, quién ahora tiene 6 años más de poder?
Y 12, y 18, y mucho más, porque presumo que este triunfo electoral es para el dictadorzuelo venezolano, lo que Playa Girón (Bahía de Cochinos) fue para Fidel Castro, la oportunidad propicia para declarar públicamente su dictadura y exterminar el país.