Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



domingo, julio 10, 2016

¡Danger!: La decisión final

Aunque en Latinoamérica es cuestión de rutinas, de mal endémico, en EEUU por primera vez los votantes se enfrentan a un final electoral con dos malos candidatos. La disyuntiva se ha convertido en identificar “el mal menor”. ¿Cuál es? ¿Si la Hillary o el Trump?
Yo he sacado mis propias conclusiones que no pretenden convencer a nadie.
Creo que la cuenta final es presumirse Mandrake y mirar hacia el futuro, hacia los resultados permanentes para el país y lo que significarían para cada uno de nosotros los seudo-gobiernos que “un petulante enfermo errático y una maltrecha corrupta incapaz” pueden hacer por 4 u 8 años. ¿Cuál es la evaluación de los daños?

Trump tiene como premisa fortalecer la fuerza moral de EEUU frente al mundo, algo que el gobierno de Obama ha dañado considerablemente. Rescatar a amigos históricos como Israel y reconstruir la “autosuficiencia” americana que será muy ventajoso internamente pero muy criticado en el extranjero. Todo lo demás ha de ser problemas y contradicciones, maltratos petulantes contra la inmigración ilegal o no y frases muy irritantes. Puede hasta que el presidente de EEUU se convierta en el payaso global.

Sin embargo, en 4 u 8 años los ridículos de Trump quedarán como vergüenzas pasajeras. Los estadounidenses podrán pasar la página y recapitular, recomenzar las cosas lejos del estorbo de Donald Trump. Será una suerte de sacrificio nacional, doloroso, pero podrán salir de esa paja en el ojo y volver a encaminar la Nación.

Lo de la Clinton es “harina de otro costal”. Los 8 años de decadencia de EEUU en todos los escenarios globales, un endeudamiento multiplicado, la sustitución de las libertades que rigen al país y a sus ciudadanos por una populista y peligrosa tolerancia, el mandato por decretos y libretazos y la división exacerbada de la sociedad se verán perpetuados con la llegada por otros 4 u 8 años de Hillary Clinton, creando un daño permanente y difícilmente reversible. Lo de la Clinton no será más de las políticas obamistas y luego borrón y cuenta nueva, sino que creará un debilitamiento de la fuerza, la economía y el prestigio de EEUU haciéndonos vulnerables a todos. 

Es que la Clinton se perfila como la agudización de los errores que por 16 años consecutivos se avizoran como una tergiversación permanente de los ideales y sustento morales y sociales de la Nación, los que afectará la percepción en 3 generaciones.
Para mi esta es la disyuntiva: o rebasar la burlesca presencia del tempestuoso Trump y sus daños colaterales, o corromper irreversiblemente la esencia estadounidense con la continuidad.
Esa es la decisión que se avecina, demasiado seria como para tomarla en juego, con delirios populistas, irresponsabilidades y fanatismos políticos.