Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



martes, agosto 24, 2010

Fidel, de regreso a la provocación nuclear

Fidel Castro recupera espacios en la actualidad política cubana. A apenas unos meses del próximo Congreso del Partido Comunista de Cuba, no sería una sorpresa ver al mayor de los dos hermanos retomar su supremacía en la dirección del país ante la pasividad de un hermanito menor que nunca ha dado mucha leña para arder.
Hace sólo un día, Fidel demostró su estado revitalizado, ave Fénix a la criolla, al argumentar sobre la guerra mundial en una reunión bien publicitada en la Isla.
Lo digo porque, para quienes lo hemos sufrido durante más de medio siglo, tejer ardides alevosos, desvirtuar la anécdota histórica y decir Diego donde dijo digo, es una práctica habitual en la tramposa conducta manipuladora del tirano capaz de convertir, por pura retórica inmoral, sus enormes derrotas en falsas victorias.
Ayer, Fidel aseguró, hablando de su anunciada confrontación atómica global que, a pesar del fin de la Copa de la FIFA, continúa pronosticando, que cuando en 1962 los cohetes nucleares soviéticos se instalaron en territorio cubano y pusieron al mundo al filo real de la tercera Guerra Mundial, él lo aceptó por “internacionalismo”, dijo, y agregó que "A nosotros no nos interesaba tener cohetes aquí, ni tener una base. Nos interesaba más la imagen del país. Una base soviética desvalorizaba la imagen de la Revolución, su capacidad de influir en nuestra región".
Después de criticar a Jruchov y a Kennedy, protagonistas de la llamada “Crisis de Octubre” o “Crisis de los Cohetes”, por su negociación, la que dejó a Fidel de un lado, el dictador cubano se cuidó de no mencionar las declaraciones del mismo Jruchov y las cartas salidas hace poco más de una década a la luz pública, sobre el intercambio de misivas entre los tres mandatarios envueltos en el conflicto.
El presidente soviético de entonces se asustó por escrito de que La Habana ''desea prácticamente arrastrarnos tras ella con una correa y lanzarnos con sus acciones a una guerra con Estados Unidos". Jruchov criticó al “irracional” Castro y su empeño de provocar la guerra nuclear entre la URSS y EEUU.
Sin embargo, en cartas cruzadas entonces, Castro escribía al Kremlin que, “la Unión Soviética nunca debe permitir las circunstancias en que los imperialistas puedan lanzar el primer ataque nuclear”, y luego, ante la posibilidad de que EEUU lanzara una invasión a Cuba y eso motivara un bombazo nuclear que borrara la Isla de la faz del planeta, Fidel le argumentó a Jruchov que, "Este sería el momento para eliminar tal peligro para siempre a través de un acto de legítima clara defensa, no obstante lo fuerte y terrible que sea la solución".
Inmolar a todos los cubanos, esa era la propuesta de Fidel. Provocar la invasión de EEUU a la Isla como excusa propicia para lanzar la cohetería nuclear rusa.
En 1962 estaba yo bajo la carpa de un circo ambulante cuando sonó la primera explosión. Todos salimos corriendo despavoridos y en medio de la debacle, veíamos en el cielo los relámpagos horribles como un bombardeo en cinemascope. Tenía entonces 10 u 11 años de edad y la imagen aún está viva. Fue la explosión de unos polvorines en la base de cohetes nucleares que la URSS mantenía cerca de la ciudad de Pinar del Río, apuntando hacia territorio estadounidense. Era un anticipo visual de la propuesta castrista.
Meses después, fuimos testigos de las rastras que se llevaban de regreso a Moscú los cohetes de aquella base soviética de La Coloma, tras el acuerdo Kennedy Jruchov.
Fidel quedó fuera del juego, rabiando porque Cuba seguía íntegra y no devastada por una confrontación nuclear como la que vaticina hoy.

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