Guillermo Fariñas empeora en las mazmorras de Villa Clara, en su quinto día de huelga de hambre. Otros siete presos políticos en cárceles de Pinar del Río, están en huelga de hambre. Zapata Tamayo murió siguiendo la tradición de otros 20 presos políticos muertos en cárceles cubanas.
En estos días, desesperados por una vida de castigos, horrores y golpizas, los presos de conciencia de Cuba han decidido morir hambreados en huelgas desoídas por sus esbirros.
Sin embargo, para el régimen de La Habana eso tiene otra lectura.
Cuando Castro derribó las dos avionetas pequeñas de Hermanos al Rescate con sus Mig de guerra, cerraba el paso a la distensión que Bill Clinton impulsaba desde Washington. Peligraba el sustento emocional de la tiranía cubana y había que tensar las relaciones y reavivar el lenguaje de la guerra. Y sucedió.
Así pasó antes, con Carter y la guerra de Angola. A centímetros de la conversación y el acercamiento, Fidel envió en secreto las primeras tropas cubanas a Angola y Carter cerró el camino.
Ha sido un comportamiento acostumbrado. Los dictadores cubanos se alimentan del discurso guerrero y la tensión.
Ahora vuelven a hacerlo. Obama no responde a los ataques y las negaciones de La Habana. En cambio, manda a sus emisarios en pretendidos acercamientos, cruces de conversaciones. Por su lado, Madrid se atribuye un indecoroso oficio de apaciguador acercando Europa a Cuba.
¿Peligran, para los Castro, las excusas para seguir tiranizando la nación, reprimiendo al cubano, activando sus resortes del totalitarismo dictatorial?
Podría bastar con que Orlando Zapata se muriera de hambre, dejarlo morir en su huelga para que cesaran los ablandamientos externos y regresar a su eterna costumbre de odiar.
Pero si no bastó con Zapata, pueden dejar morir a Fariñas, a los siete de Pinar del Río, a otros más. El problema es alimentar el fuego de la confrontación, espantar a los apaciguadores para seguir tiranizando a Cuba.
Orlando Zapata Tamayo es la versión 2010 de las tropas desembarcando en Angola, de la avioneta tumbada.
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