Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



jueves, julio 22, 2010

Moratinos y el colmo de la vanidad

"Sí, levantaremos la Posición Común de la UE y tendrá consecuencias políticas en las relaciones de EEUU con Cuba, (como el) levantamiento del bloqueo", dijo Moratinos en el parlamento español a propósito de su empeño en que Europa cambie su actitud hacia la dictadura de la isla.
El canciller español ha pretendido igualar la liberación condicionada de un grupo de presos políticos, los que nunca debieron serlo, con la realidad cubana de medio siglo de dolor y abusos. Para Miguel Angel Moratinos, puede ser tan fácil como negociar la salida de los ingleses de La Habana en 1763.
¿Es que no tiene ni idea de lo que representa la tiránica bota de los Castro sobre el corazón de Cuba?
El drama cubano es mucho más intenso y general. No es cuestión de liberar a 52 presos, que por primera vez el régimen de La Habana considera “políticos”, lo que había negado hasta ahora. En la isla quedan más de 10 millones de cubanos vilipendiados por un sistema totalitario que los priva de todas las libertades y toda la esperanza. Y en el exilio, más de dos millones cargan el dolor del destierro y el desarraigo.
Juan Antonio Blanco dijo en una entrevista reciente que "la actuación del gobierno demuestra —contrario a lo que afirman sus discursos— que siempre cede cuando se conjugan la crisis económica, financiera y social, y peligra el consenso interno sobre cómo proceder en esas circunstancias. Una vez que cree haberse librado de esas presiones y trascendido la crisis, vuelve a actuar del mismo modo". Esta vez, Moratinos ha sido el comodín para repetir la estrategia. Le habre a la dictadura un paréntesis de espera antes de volver a la carga.
Tonto útil, al canciller español no le bastaba con la traición a la libertad de Cuba que lo distingue para aumentar su ligereza frente al drama cubano, su indolencia frente a cada uno de nosotros, y se lanza con estas pretensiones indignantes y torpes.
Es que el canciller, vanidosos y cómplice, olvidado del franquismo, de la experiencia europea desde Hitler hasta Chausescu, ignorando que la metrópolis tiene dos siglos de no serlo, cultiva públicamente y sin pudor su estampa de mensajero del diablo.
El rencor no funda futuros limpios. No vale el odio desmedido porque ciega y confunde la razón. La venganza es tan dulce que empalaga y daña. Pero cuando la libertad y la democracia se conviertan en una realidad cubana, los nombres de tipos como este, estarán colgados en el muro del desprecio nacional.