Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



martes, julio 13, 2010

Fidel en tv. Triunfos y derrotas del ave Fénix

A un paso de sus 84 años, que cumple en este agosto, Fidel Castro habló anoche en la tv cubana después de casi cinco años de ausencia y un par de apariciones salteadas. Lo hizo en forma diferida en una entrevista que le grabaran el día anterior. Lo más interesante de su aparición fue que se quitó, por fin, el mono deportivo Addidas. ¿Habrá roto el contrato de publicidad con esa marca deportiva?
Lo cierto es que resultó coherente, con memoria clara, lúcido, elocuente, todo en relación a un hombre de 84 años de edad, enfermo y desgastado por una vida intensa. Si la lengua estuvo tropelosa ha sido normal, como haber confundido a las dos Coreas o algún que otro desliz menor. Bastaba con subtitular la entrevista en español y corregir algún error en la edición.
Pero la presencia de Fidel anoche en la tv rompe algunos mitos fatales sobre su estado de salud y sobre su influencia en las decisiones en Cuba. Hay comandante aún para rato.
Lo que sí fue cuestionante fue la intención suprema de esta transmisión.
Primero, creo que la entrevista tuvo el propósito de marcar su presencia determinante en la realidad cubana de hoy. Inmersa en un acontecer atípico con la liberación anunciada de 52 presos políticos y de conciencia, la reparación de Fidel recupera su territorio colocándolo al tanto del conflicto atómico entre Irán, Israel y EEUU; entonces por qué no al tanto de lo que sucede en su país. O sea, que las percepciones sobre posibles cambios a manos de Raúl, su hermano sucesor, vuelven a distanciarse de la verdad porque el Gran Hermano está vigilante y decide.
Ha sido, como siempre, una llamada disciplinaria a Raúl, el Benjamín de la familia, doblegado, desde el Moncada, a las órdenes del hermano mayor.
La otra carta apostada fue publicitaria. En medio del fragor noticioso internacional por la liberación (y destierro) de los 5 primero presos de conciencia, la aparición de Fidel en la tv pudo desviar la atención de los medios internacionales. No fue así, pero era una posibilidad que se jugaron, pretendiendo crear un centro de atención noticiosa con la aparición de Castro y su tesis sobre el ataque de EEUU e Israel a Irán y Corea.
Finalmente, el inequívoco comandante, creador de la consigna “convertir reveces en victorias”, tenía que dejar en claro, públicamente, que su predicción sobre la guerra mundial nuclear antes del cierre del mundial de la FIFA, fue fundamentada, sabia y lógica. Y si falló, fue porque “un compañero del MINREX se quedó dormido”.
Con esta entrevista hay dos elementos que funcionaron a favor del gobierno de la Isla. Uno, fue la presencia misma de Fidel, que obvió su recuperación física y de salud. El otro, fue su peso gravitante en la actualidad nacional, su capacidad de analizar y decidir por encima de las presunciones sobre Raúl que se forman los más optimistas.
Y hubo otros dos elementos que fallaron, como lo fue la intención de desviar la atención internacional del conflicto interno con las fuerza de oposición y la seudo-liberación de los presos de conciencia, temas de los cuales Fidel no dijo una sola palabra. Y, en segundo lugar, la pretensión de colocar el conflicto nuclear anunciado por este prestidigitador errático, como titular de primicia noticiosa.
Ni unos ni otros fueron temas para los cubanos de adentro. Nada de lo dicho por Fidel les interesa, no son sus problemas, sus necesidades, su realidad. Incluso, no tienen la información mínima para leer entrelíneas estas pretensiones porque viven ajenos al mundo. Fue un performance para el consumo internacional. Y en cierta forma, ha funcionado.

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