Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



miércoles, julio 07, 2010

Cortinas de humo para cómplices y tontos

Parece que Moratinos, el canciller español, esta vez se irá de Cuba con 5 presos de conciencia liberados por la dictadura de los Castro, y con la promesa de que en los próximos meses, liberarán a otros 47.
El anuncio lo ha hecho la iglesia católica en Cuba, que es la otra pata de esta mesa propagandística, junto al canciller del PSOE y al gobierno.
La noticia es excelente. Que 52 de los presos de conciencia encarcelados en la redada de la Primavera Negra de 2003 sean liberados, es una gran noticia. Tras 7 años de cárcel y condenas de hasta 25 años por culpas no cometidas, víctimas de la brutal represión de la dictadura y maltratados hasta la enfermedad, volver a la libertad se convierte en un anuncio feliz.
Pero cuidado. No confundamos esa noticia con la realidad cubana. Nada dice esa liberación en bien del régimen de la Habana ni de sus carceleros. Objetivamente, más allá del bien que representará para estos 52 compatriotas encarcelados injustamente, la noticia no es más que un ardid propagandístico de la dictadura apoyada por el mediador de Madrid.
Con el puño de la opinión internacional en su cara, los Castro necesitan un alivio, ya que ha fracaso el anuncio de guerra nuclear avizorado por Fidel para antes del gol final de la Copa FIFA del mundo. La posición común europea, que Moratinos se empeñó en terminar, continúa en pie, y Fariñas, en huelga de hambre, se aproxima a la muerte. El panorama, que ya es pésimo, se presume caótico para el régimen cubano.
Liberar 52 presos que nunca debieron estarlo, es un boom publicitario que pudieran aprovechar con la venia de España y bendecidos por el cardenal.
Lo importante es que la dictadura puede rellenar mañana esas vacantes carcelarias y apresar 52 más. No hacen falta delitos, procesos, juicios, nada, basta con elegirlos de la noche a la mañana de entre esa creciente masa de opositores que vive dentro de la isla.
Por lo demás, en Cuba todo sigue igual, porque el problema cubano no se borra con una liberación condicionada con el destierro, como la ha conveniado Moratinos, continuador de aquellos viejos siglos coloniales, cuando los españoles desterraban, como castigo mayor, a los que combatían la corona ibérica en Cuba.
A estos 52, Moratinos, los Castro y la iglesia les cambiaron el calabozo por el destierro, mientras que allá dentro, en la inmensa cárcel que es el país, 11 millones de reos siguen soportando el azote del dictador.
Es, más allá de la felicidad individual que constituye para cada uno de ellos, una cortina de humo para consumo de cómplices y tontos.

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