Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



viernes, julio 09, 2010

Ingrid Betancourt: Cría cuervos….

Cuando en febrero de 2008 la Operación Jaque trajo a la libertad a Ingrid Betancourt, arrancada de las manos de las FARC colombiana tras seis años de cautiverio criminal, el mundo jubiloso aplaudió el éxito de las Fuerzas Armadas de Colombia.
La posición política y económica de la familia de Ingrid la había convertida en la secuestrada más famosa de todos y al poner su primer pie en el aeropuerto, recién-liberada, ella se encargó de reinar entre los demás, simples soldados, personas humildes que había caído en manos de la narcoguerrilla cuando combatían a tiros por las selvas de Colombia.
Ingrid capitalizó la liberación. Nicolás Sarkozy la condecoró; fue invitada por el mismísimo Papa; la mandataria chilena Michel Bachelet la propuso para el premio Nobel; la presidenta argentina la reunió con Madonna y se fue de compras con Shakira.
Entonces escribí varios post reclamando que los verdaderos personajes eran esos soldados anónimos que fueron rescatados y no la Betancourt, que en busca de celebridad política, había sido capturada por las FARC cuando incursionó en terrenos peligrosos a pesar de haber sido fuertemente alertada, pero su predisposición al estrellato y la imprudencia vanidosa la convirtió en víctima por su propia irresponsabilidad.
Después aparecieron las historias de traición y sexo en la selva. Inmediatamente después de ser liberada abandonó a su marido, el primer activista en pos de su libertad; se distanció de sus compañeros, deshizo su amistad con Clara Rojas, también ex-secuestrada por las FARC, hubo rumores de aventuras de amor en la selva, chismes y confabulaciones oscuras de Ingrid con los secuestradores.
Entonces se fue a vivir a Francia; paseaba por las playas de Miami en biquini mientras se abrazaba a un desconocido, vivió su fama arrebatada a los verdaderos héroes colombianos, mientras se olvidaba de todo y nunca más dijo una sola palabra sobre el drama colombiano.
Varios amigos condenaron mi apreciación sobre la excandidata presidencial de colombiana convertida ahora en estrella de Hollywood.
Hoy, dos años después de la Operación Jaque, aparece la noticia de que Ingrid Betancourt demandará al Estado colombiano por 6.5 millones de dólares por daños económicos y morales sufridos durante su secuestro.
El viernes pasado (2 de julio, 2010), Betancourt y sus familiares presentaron dos solicitudes de conciliación extrajudicial, en las que piden una compensación monetaria por 13,000 millones de pesos colombiano (unos 6.5 millones de dólares), según el ministerio de Defensa.
¿Es que se le acabó el dinero a la Betancourt para su vida social en París, South Beach o Beverly Hills?
El ministerio de Defensa de Colombia se declaró “sorprendido y apesadumbrado” por la solicitud de reparación, “máxime por el esfuerzo y empeño de la fuerza pública en la planeación y ejecución'” de la Operación Jaque. Además, recalcó que en esa operación, “mujeres y hombres de las Fuerzas Armadas arriesgaron su vida en pos de la libertad de los secuestrados”.
Por su parte, el vicepresidente Francisco Santos ha dicho que la solicitud de Betancourt constituye un “precedente funesto'” y “una puñalada a la fuerza pública'”.
Juristas y conocedores coinciden en creer que esa solicitud no procederá mientras que la opinión pública colombiana, que ya se había distanciado del camuflaje vanidoso de la ex-rehén de las FARC, ha comenzado a criticar con fuerza y razón las pretensiones de una familia de dudosa lealtad.
Esa es Ingrid Betancourt. Me complace haberla dibujado en un post duramente criticado en febrero de 2008. Cuidado, porque estos cuervos siempre nos sacarán los ojos.

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