Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



lunes, junio 06, 2011

Perú: Ollanta encantó a las serpientes


Ollanta Humala ganó las elecciones en Perú. No era de extrañarse si ya nos extrañamos tanto de que Vargas Llosa, padre e hijo, lo apoyaran más allá de la certera conductas de ambos frente a los nuevos gobiernos izquierdistas en Latinoamérica.
Vargas Llosa, hijo, se aproxima peligrosamente a esa idiotez perfecta confirmando la vieja sentencia de que nadie es profeta en su tierra. Su padre, el mayor escritor de la lengua en la segunda mitad el siglo XX, nos dejó el amargo sabor de que pudo más el resentimiento que la razón.
Lo del expresidente Alejandro Toledo es más penoso. Apoyando a Humala se convierte en cómplice de los crímenes que el hermano de Ollanta, Antauro, cometió durante la intentona de golpe de Estado militar que dio en contra del gobierno constitucional de Toledo, en el 2005, por supuesto, con la franca complicidad de Ollanta desde su puesto diplomático en Seúl.
Parece que Perú se ha debatido entre dos males y le dio el triunfo al peor. Creo que la enfermedad social y política que podría representar Keiko Fujimori tenía más posibilidad de curarse en 5 años que esta de Ollanta. A pesar del arrastre paternal de Keiko, me atrevo a asegurar que las garantía democráticas eran muy superiores con ella.
A Keiko la perjudicó su padre y las intuición generalizada de que Alberto Fujimori trabajara  a la sombra del poder de haber salido electa. Eso era difícil de no suponerlo. Lo otro ha sido una mala campaña política y nombrar, como sus cercanos colaboradores, a funcionarios del gobierno de su padre con evidencias de corrupción, como el exministro de Salud.
A Ollanta lo salvó el mismo populismo de siempre que, capaz de confundir a Vargas Llosa, cómo no iba a convencer en el interior del país.
Hablemos claro, el abandono confeso de Ollanta a la política de Hugo Chávez es burda manipulación, sobre todo porque su nuevo modelo a imitar, Lula da Silva, es ya el pasado de la política continental. No es un brazo de acción brasileño, Lula es un expresidente, lo que representa una levedad sin poder real para la colaboración, el apoyo financiero y la fuerza capaz de confirmar a un gobierno aliado, que, por el contrario, Chávez sí sigue siéndolo.
No me pretendo ni prestidigitador ni iluminado, pero Perú perdió. La historia comienza con su primer discurso tras ser elegido, proclamando la “integración latinoamericana”, lo que ya tiene un tufo conocido.
En lo adelante, vamos a ver la imposición del modelo venezolano y el apoyo de los demás vecinos de la región seguidores del chavismo; veremos la usurpación de los poderes, la subordinación de jueces y legisladores, lo conflictos con las inversiones extranjeras y los grupo económicos nacionales, los procesos populistas como la reforma agraria, la nacionalización de grandes empresas, las represiones contra la prensa. Y veremos los epítetos iniciales contra los oponentes políticos y, como es normal, los discursos antiimperialistas.
En el segundo año de gobierno, el tema principal será la modificación constitucional para, en los tres últimos años del período, radicalizar su gestión y reelegirse por 2, 3,4 períodos más.
No hay sorpresas para Perú. Se masifica la emigración, la economía se detiene y baja, el país se desbanca. Sendero Luminoso se fortalece, se acentúa el racismo como política de Estado, crece la inseguridad ciudadana y la casta militar se glorifica con prebendas de todo tipo. Alberto Fujimori seguirá en la cárcel, qué bien, pero el golpista Antauro Humala saldrá de presidio y se restituirá en el ejército con grados superiores.
No hay expectativas para Perú, hasta a Brice Echenique perdió su ironía y se dejó encantar por Humala, como mismo le pasó a Julius con Sussan. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusto mucho su articulo. Los pueblos en AL no aprenden las lecciones, cada vez se enfrentan a gobiernos mas corruptos.