Cuando de joven me iba a subir lomas a la Sierra del Rosario, al oeste de la ciudad de Pinar del Río, la más occidental de Cuba, pasaba frente a los muros incógnitos de la cárcel Kilo 5, un recinto de extrema seguridad donde, junto a los criminales, llevaban a los disidentes políticos condenados y a los contrarevolucionarios confesos.
Poco a poco, Kilo 5 se convirtió en una de las tristes referencias de la dictadura cubana y Pinar del Río salió en la prensa mundial no por sus célebres vegas tabacaleras y la nobleza campesina de su gente.
Mientras me iba a las Sierras de Sumidero, al Valle del Potrerito o al Cerro de Cabra, porque “subir lomas hermana hombres”, dijo José Martí, muy cerca, tras lo lúgubres muros de Kilo 5 pateaban reos, morían de hambre y golpizas o languidecían en duras jornadas de trabajo diario durante años, condenados por profesar una idea disidente.
Lo recuerdo a propósito de la muerte de Julio Santos Hernández hace apenas dos días, que abandonó la vida a los 31 años de edad a consecuencia de la golpiza que le propiciaron sus carcelarios de Kilo 5, que lo amarraron, lo arrastraron a una celda vacía y lo patearon hasta fracturarle una vértebra cervical y la tráquea.
La pasada muerte de Orlando Zapata, la presente agonía en huelga de hambre de Coco Fariñas son apenas episodios de una historia de medio siglo que el mundo se ha resistido a escuchar, conspirando con su sordera y su silencio, con los tiranos de Cuba.
En una pared del famoso restaurante habanero La Bodeguita del Medio, hay una sentencia muy conocida. Allí acuden miles de turistas que se van a vacacionar a La Habana indiferente a que, a dos pasos de sus disfrutes playeros, sus bellas e ilustradas jineteras y los cabaret de salsa criolla y ron, está sufriendo un hombres, víctimas de golpes y abandono y de la conspiración de estos alegres viajeros libres del mundo.
En la pared de La Bodeguita el cartel reza: “Cada quien que cargue con su pesa’o”.
Todos esos cómplices disimulados de la dictadura cubana que aún hoy, cuando es evidente e innegable el terror sembrado por un régimen criminal y totalitario por más de medio siglo, cambian la mirada para evadir la realidad de Cuba, andan cargando con su pesa’o.
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