Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



martes, marzo 03, 2009

Cambios y predicciones. Raúl pinta a Cuba de verdeolivo

Han pasado 24 horas, se enfrían los ánimos y, como de costumbre, tras la tempestad la calma, porque no va a trascender ninguna otra información descollante desde La Habana durante un tiempo largo, hasta que se aplaquen las olas.
Raúl Castro hizo la jugada que estaba esperando. Desarticuló el anillo de su hermano, los que le aplaudían sus reflexiones, y salio de ese escollo en su camino. Era hora.
Por qué. Bueno quizás Fidel está cada vez más fuera del juego, o ya no siquiera está. Es una posibilidad. Por ejemplo, que se rumore que lo vieron caminando por Jaimanita me recuerda la novela brasileña Roque Santeiro, donde aparecía el fantasma del protagonista para conservarlo de la ausencia total.
El vicepresidente Carlos Lage, un personaje que nunca se soltó de su apariencia gris y sólo la percepción general le daba protagonismo; el canciller Felipe Pérez Roque, realmente sin una sola pegada en la simpatía nacional, ni pública ni gubernamental, por su obediencia absoluta y su actitud lombrosiana (y a pesar de sus “triunfos” en la ONU y en la Comisión de os Derechos Humanos), y el ministro José Luis Rodríguez, ascendido por Fidel desde los tiempos del “desmerengamiento del campo socialista” para articular una economía infuncional que lo ha seguido siendo aún más, son la muestra fehaciente de que este fusilamiento de Raúl ha estado dirigido al círculo de su hermano para el control el país, los bastones ejecutivos del anciano enfermo. Lo certifica “Chomy”, un personaje de mucho poder por su cercanía a Fidel desde su actividad como secretario del Consejo de Estado. Pero hay muchos más. Nombrar al tristemente célebre Ramiro Valdés en el control del frente de “batalla de ideas” que tenía Otto Rivero (quien está loco de atar, bajo tratamiento psicológico, tan enfermo mental como su batalla de ideas) es la anunciación elemental de que la batalla de ideas ahora sí que va a ser una verdadera batalla… a tiros.
El control ha pasado a manos de militares de las FAR y el MININT, todos fieles al círculo raulista. Es decir, el “Chino” se acaba de hacer del poder verdadero, ahora asume la presidencia del país y no antes, cuando fue nombrado. Creo que esos han sido realmente, los motivos de esta jugada.
Qué podemos esperar. Por ejemplo, el nuevo canciller nombrado, que tiene antecedentes militares, es un personaje conocedor de las relaciones La Habana/Washington, por tanto, su designación ha sido oportuna porque muchos se esperanzan en que se produzca el acercamiento de Cuba con los EEUU, tímido quizás, pero que no sea esta vez boicoteado como antes, cuando Kennedy con los cohetes, cuando Carter con Angola y cuando Clinton con las avionetas de Hermanos al Rescate, que ha sido siempre la jugada fatal de Fidel.
Yo presumo un alejamiento cubano (que no una confrontación por evidente praxis financiera) de Venezuela y un giro hacia Brasil, con el regreso del sostén ruso a estas alturas. Ese es el camino más posible de Raúl Castro. Más Correa que Evo Morales y, por supuesto, Nicaragua no tiene ningún peso en esta historia, mucho más ahora que el gordo Alemán vuelve a enseñar las uñas frente a la galopante desmoralización interna y externa de Ortega. Por ahí irían los tiros.
Praxis, de eso han acusado a Raúl los optimistas. Y sí lo creo, pero en otro sentido. Sólo como estrategia para mantener su poder y control total, mucho más en manos de los viejos recalcitrantes de la ortodoxia revolucionaria, que regresaron a sus pedestales de poder con la mano en la culata de la pistola, prestos a hacer callar la disidencia, las opiniones y triturar al que se mueve de la base.
Por otra parte, se pudiera entender una lectura entrelíneas que predispone a Cuba al acercamiento con EEUU. Los movimientos son varios, desde empresarios y congresistas estadounidenses, hasta parte del exilio cubano haciéndole el juego, toda una marea en consonancia con las expectativas creadas por el populismo de Barack Obama.
Si no me equivoco, vamos a ser testigos más temprano que tarde, de ese entendimiento a medias con los resultados previsibles: Por un lado, levantamiento de las restricciones para remesas y viajes, apertura del intercambio comercial, acceso a créditos blandos y revisión (que no suspensión) del embargo. Ya veremos modificaciones en la Ley de Ajuste Cubano, lo que aplauden quienes se pasean hoy por la I-95 pero sufrirán quienes sigan, desesperados, montándose en una balsa. Una división de intereses y exaltación del egoísmo que Cuba ha sabido aprovechar a su favor.
Del bando contrario, es decir, desde Cuba, podemos esperara la liberación de un grupo notable de presos políticos, que siempre son carne de negociaciones; también el ablandamiento del control estatal para la pequeña empresa privada nacional, bajo estrictos controles, negocios mínimos rodeados de impuestos y traspiés de modo que no puedan crecer más de lo permitido. El famoso “premiso de salida del país” pudiera ser revisado y dictado bajo nuevas normas más expeditas. Puede abrirse algún espacio a la religión (un espacio en la radio, por ejemplo en Radio Taíno) y permitir el turismo controlado y bajo méritos ganados, de cubanos hacia el Matto Grosso o la Kanchatka.
Si las negociaciones EEUU/Cuba funcionan, sobre todo las facilidades crediticias, Raúl tendría en sus manos la posibilidad de mostrar un incremento en el abastecimiento alimenticio a la población (quizás volver a los niveles de inicios de la década del 80), lo que ofrece un espejismo muy impactante dentro de la hambruna nacional. Y, dentro de ese ambiente, no viene mal un poco de “circo” con el intercambio cultural, académico e intelectual entre las dos naciones (concierto de Steve Wonder en el Kart Marx, por ejemplo y a propósito del apoyo de Wonder a Obama).
Nada más. Porque el resto no es negociable. Ni libertades ni legitimaciones de la oposición. Ni independencias de movimiento ni aperturas. Ni, por supuesto, cambios sustanciales más allá de estos que anunciaron ayer, el rompecabezas del poder eterno por 50 años más de dictadura. Nada de elecciones libres, nada de opciones distintas al poder. Y todos contentos con las apariencias, los exiliados positivistas, congresistas demócratas, buró político del Partido Comunista Cubano, altas esferas del control militar y la inteligencia castrista, doctores, sociólogos, filósofos, roqueros y poetas de esa dulce izquierda universal.

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