Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



miércoles, febrero 04, 2009

¿A la tercera irá la vencida?

Ya me he decepcionado demasiadas veces en la vida. He pagado el furor de la novatada y todos esos artilugios que terminan alistándote al escepticismo. Barack Obama no ha sido mi excepción. Y me asustó aún más, ver cuántos amigos canosos e inteligentes se sumaban a las hordas que lo proclamaban como el salvador. Hay, al parecer, una verdad recurrente, y es que la esperanza, ciega.
Cuando avanzaba la campaña por la presidencia en EEUU, insistí en el viso populista de la proyección de Obama. Acostumbrado a esas actitudes llenas de lisonjas, redenciones populares y falsas promesas que identifican la política latinoamericana de siempre, Obama se me reveló sin muchas dificultades. “Eso es populismo latinoamericano trasladado a otro escenario y con la ayuda de la sorpresa frente a una multitud que no conocen semejantes ardides”, pensé y tuve terror de un vocablo promisorio que siempre ha terminado con el fracaso: “cambio”, suerte de condicionante para otro vocablo peor, “revolución”, cuando lo que en realidad creo es en la “evolución”, del mono y de los procesos sociales, porque es lo edificante.
La percepción general me fue convenciendo de que mi astucia era infundamentada. Resentimiento, malas experiencias, falta de fe, prejuicios. Quizás. Y me rendí a la sapiencia de las multitudes.
Un artículo aparecido hoy en la prensa estadounidense me ha resultado demasiado preocupante. Si es que decimos actuar con cordura y no con simpatías fundamentalistas, el despegue ha comenzado con un craso error. Uno no, tres, y “a la tercera va la vencida”.
Les reproduzco el artículo con mi “coletilla” de preámbulo.

Nominados de Obama asestan golpes a su imagen
STEVEN THOMMA / MCT
Whashington
Estos primeros días no han sido los que el presidente Barack Obama esperaba cuando prometió cambiar la forma en que Washington funciona.
El Presidente mantiene su popularidad, con amplio apoyo del pueblo, pero la sospecha de que nada ha cambiado en Washington ya afecta su aura de novedad.
Tres de sus principales nominados a altos cargos de gobierno tienen problemas de impuestos y dos de ellos renunciaron el martes abruptamente. Otros dos son ex cabilderos, pese a que Obama había dicho que en su gobierno no había cabida para cabilderos. Y otro más, el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, tuvo que retirarse semanas antes debido a una investigación por manejos políticos cuestionables en su estado.
"Este problema de los impuestos está llegando a un punto crítico'', comentó el encuestador John Zogby. "Uno es un error. Dos es un problema. Cuando hay un tercero, se empieza a convertir en un problema de juicio. ¿Cómo pedir al pueblo que se sacrifique cuando los miembros del gabinete no lo hacen hasta que los sorprenden?"
Primero fueron los informes de que Timothy Geithner, ex funcionario de la Reserva Federal, debía $34,000 en impuestos federales y $8,000 en intereses. Sin embargo, fue confirmado como secretario del Tesoro.
Luego vino la salida, el martes por la mañana, de Nancy Killefer, que fue nominada para un alto cargo en la Oficina de Presupuesto y quien no había pagado impuestos de compensación por desempleo a una criada, lo que llevó a un embargo preventivo sobre su casa de Washington. La propia Killefer le pidió a Obama que retirara su nominación.
Finalmente, Tom Daschle renunció a su nominación a la Secretaría de Salud. Daschle, ex miembro de la Comisión de Finanzas del Senado, encargada de redactar las leyes tributarias, tuvo que pagar más de $140,000 en impuestos e intereses atrasados. Debía la mayor parte por concepto de su lujoso automóvil con chofer, del que disfrutaba como préstamo de una firma de inversión que asesoraba. También reportó haber ganado $5 millones en dos años, provenientes en lo fundamental de grandes grupos industriales.
Súbitamente, muchos de los nominados de Obama le parecen al pueblo más de lo mismo y no representantes de "un cambio en el que se puede creer''.
Cuando se informó que Daschle había trabajado para una firma de cabildeo la Casa Blanca dijo que Daschle no estaba inscrito como cabildero y por ello estaba exento de la proclamada prohibición de cabilderos en el gobierno.
"No sé como una firma de cabildeo le puede pagar $2 millones y no ser considerado cabildero'', dijo el martes el senador John Ensign, republicano por Nevada. "Me parece ingenuo y poco serio''.
Obama también eximió a otro nominado de la prohibición de cabildeo, nombrando a William Lynn como subsecretario de Defensa. Lynn fue cabildero de Raytheon, un prominente contratista de defensa.
Obama también nominó a William Corr, ex cabildero antitabaco, como secretario adjunto de Salud. Corr dijo que no trataría con temas vinculados con el tabaco.
"Hasta las reglas más duras tienen excepciones razonables'', dijo recientemente el secretario de Prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
Cuando se acumularon los informes de que varios nominados de alto nivel no habían pagado sus impuestos, Obama y el Partido Demócrata invitaron al ridículo en calidad de elitistas desconectados del pueblo en un momento que la economía afecta seriamente a la población.
"Sólo la gente de abajo paga impuestos'', expresó una caricatura de Rex Babin, mostrando a Daschle y Geithner montando en una limosina, publicada por The Sacramento Bee, un periódico de McClatchy.
"Hoy hubo un enorme descubrimiento científico. Investigadores dice que están cerca de encontrar a alguien en el gabinete de Obama que haya pagado sus impuestos'', dijo Jay Leno en el programa The Tonigh Show de NBC.
En una serie de entrevistas televisadas el martes, Obama reconoció que sus nominaciones sugerían un doble rasero en el que los ricos y poderosos se las arreglaban para no pagar impuestos.
"Hice campaña para cambiar la política en Washington. No quiero enviar al pueblo el mensaje de que hay dos raseros'', dijo Obama en CNN.
"Fue un error. Metí la pata''.

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