Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



miércoles, agosto 13, 2008

Rusia: vodka y misiles.

La mafia rusa no la inventó la democracia, sino que la heredó tras medio siglo de ejercicio de ejercicio criminal desde el KOMSOMOL, la KGB o el PCURSS.
Ahora Rusia, tradicionalmente totalitaria con Putin en el rol principal, bombardea a Georgia. Vaya papel de las fuerzas de paz rusas en Osetia de Sur, paz a cañonazos con la venia y celebración de Raúl Castro en La Habana, que cada día imita más a su hermano. Fidel apoyó la invasión soviética a Checoslovaquia en 1968, Raúl hace el remake apoyando la invasión rusa a Georgia en el 2008. Vaya coincidencias.
El sábado, agosto 9, Tiflis declaró el cese al fuego y Mijaíl Saakashvili propuso el cese inmediato de las hostilidades en Osetia del Sur y el inicio del proceso de desmilitarización de esa región separatista georgiana, pero precisamente este fin de semana, los rusos aprovecharon para lanzar bombardeos inclementes contra la ciudad. Vaya estrategas “bolos”, embriagados en sangre, resentimiento y vodka.
Veamos la correlación de fuerzas: Tiflis dispone de un ejército de 11.000 soldados. Sus fuerzas aéreas cuentan con 1.500 hombres y sólo cinco aviones de combate. Las fuerzas terrestres tienen 8.000 hombres y 85 vehículos blindados. La Marina, cuatro patrulleros con 1.500 hombres.
Las fuerzas rusas reúnen 1.037.000 hombres más 20 millones de reservistas. El ejército terrestre posee 395.000 soldados y 22.000 vehículos blindados. El aéreo tiene 170.000 soldados y 1.700 aviones de combate. 142.000 hombres pertenecen a la Marina y 80.000 en las fuerzas de disuasión nuclear.
De león pa’mono, y el mono amarrado.
Pero como si fuera poco, los 2 mil soldados georgianos destacados en Irak son su fuerza élite. Georgia pidió a EEUU que estas tropas regresaran de inmediato dada la situación de guerra, y EEUU los devolvió por vía aérea. Ah, pero asombro, Putin, desde su grada en las Olimpiadas de Pekín, donde vacaciona y da las órdenes de bombardear, protestó oficialmente por “la ingerencia de EEUU en asuntos internos de Rusia, Osetia y Georgia”. ¡Le zumba la gandinga!
La cosa va por más de 2,000 muertos, miles de heridos y 100 mil desplazados, todos georgianos. Georgia emitió un documento en el que denuncia que “La aviación rusa bombardea blancos militares y civiles en todo el territorio de Georgia. En aguas de Abjasia entraron buques de la armada rusa”, pero nuestros “bolos” de dolorosos recuerdos, hicieron que el Ejército 52 de las Fuerzas Armadas de Rusia entrara en Osetia del sur para implantar allí un régimen de ocupación militar.
Jaap de Hoop Scheffer, secretario general de la OTAN, instó a las partes involucradas en el conflicto, a negociar y a detener la violencia de forma inmediata y su portavoz, Carmen Romero, reiteró el mensaje y recordó que la OTAN “siempre ha apoyado la integridad territorial de Georgia”.
Muchos han visto detrás de este ataque una maniobra rusa para dificultar el ingreso de Georgia en la OTAN y a la Unión Europea y obstaculizar los planes de construir oleoductos y gasoductos para transportar el petróleo y gas procedente de Azerbayán y otras regiones de Asia Central por Georgia hacia el Mar Negro, sin tener que pasar por Rusia.
Lo que me alarma cada vez más, es el silencio cómplice de los entusiastas. Tantos que se movilizan contra las invasiones estadounidenses y esgrimen sus razones y sus equívocos con tanta vehemencia que impresionan a la opinión pública mundial, sin embargo, cuando se trata de naciones como Rusia, Cuba, Venezuela, se hacen los distraídos.
Por ejemplo, dónde están las organizaciones verdes, ambientalistas, feministas, de defensa de los camellos, las toninas, las serpientes, los perros, las ballenas, dónde las agrupaciones de homosexuales y lesbianas, los portadores de VIH, los enemigos de la violencia, de la globalización, del uso de las pieles, los vegetarianos, los antirracistas, los adoradores de Jehová, Dios, Mahoma, Alá, los enviados divinos, misioneros de paz, ministros protestantes, los papas (& the mamas), los izquierdistas del séptimo día, los antiguerreritas de babor, nunca de estribor, dónde están todos, dónde están.

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