Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



miércoles, julio 09, 2008

El sortilegio de las preferencias

La encuestadora Gallup Poll publicó este miércoles 9 de julio los resultados de un sondeo en Colombia tras la liberación de los 15 rehenes de las FARC. Los resultados son altamente estimulantes para un país que aún recibe ataques inmisericordes de quienes se resisten a aceptar la realidad.
Mientras que el presidente ecuatoriano Rafael Correa desciende en la popularidad cerrando medios de comunicación bajo ardides económicos y su vecino boliviano ya no encuentra donde ponerse, el colombiano Alvaro Uribe conquista el 85% de la aprobación popular en un fenómeno sin precedentes en la historia política latinoamericana.
Pero la noticia no es esa, la noticia es que tras Uribe, la exrehén Ingrid Betancourt se situó en la segunda posición con el 83%, según Gallup Poll.
Estas cifras son parte de un resultado aún más alentador, el 73% de optimismo frente a los destinos de su nación que arrojó la población colombiana, un indicador que durante 20 años se había mantenido por debajo del 57%.
La encuesta es el resultados de dos tandas de muestras que Gallup Poll tomó en la ciudades de Bogotá, Cali, Barranquilla y Medellín entre los días 27 al 29 de junio, es decir, antes de la operación Jaque, y entre el 3 y 4 de julio, tras la liberación, lo que le imprime una connotación más contundente que si fuera producto del entusiasmo final.
El tercer lugar en este análisis fue para el ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos Calderón, con un 70% de aprobación, a quien varios analistas han señalado como un posible candidato presidencia para las elecciones del 2010, a pesar de que en la misma Gallup Poll, los colombianos aprobaron un tercer período para Alvaro Uribe con una porcentaje del 74%.
Comentaristas colombianos, a propósito de esta importante encuesta, avizoran la gran oportunidad política de Betancourt, convertida en un símbolo contra los secuestros de las FARC gracias a su propia experiencia y a las campañas desplegadas a su favor por Francia y varios movimientos internacionales, a pesar de que más de 3 mil secuestrados quedan aún viviendo esa realidad dramática.
La última estrategia de las fuerzas militares colombianas ha sido transmitir, con altoparlantes colocados en helicópteros que sobrevuelan las zonas ocupadas por la narcoguerrilla, un mensaje de paz y libertad en la voz de Ingrid Betancourt. ¿Es la voz de Dios que llega desde las alturas?
Habituados como estamos los latinoamericanos a la adoración mística a redentores y ángeles caudillistas, la positiva etapa por la que atraviesa Colombia podría cambiar sus resultados si es que los colombianos, ensimismados en los aplausos y las esperanzas, terminan por atribuirle a Uribe una permanencia más allá de la razonable frente a los destinos de su país, o alzan a Ingrid Betancourt a los pedestales de las plazoletas. Las dos cosas, “ambamente” (como decía Elena Burque), pueden ser fatales.

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