Manuel Zelaya y Porfirio Lobo firmaron un acudo en Cartagena de Indias que oficializa el regreso de Zelaya a Honduras con todas las garantías ciudadanas.
El Acuerdo de Cartagenas, que así se tituló, fue promovido y testificado por los mandatarios de Colombia y Venezuela. Con él, se consolida el próximo regreso de Honduras a la OEA, pero nada más.
En el acuerdo, por el que Lobo ha trabajado incansablemente, se propone que el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), que surgió tras el supuesto y, en todo caso, atípico golpe de Estado al ex mandatario en junio de 2009, deje las revueltas callejeras y se integre como la sexta fuerza política en el país. Y mi exepticismo comienza ahí.
Juan Barahona, líder del FNRP, aseguró que el acuerdo es solo un triunfo del pueblo hondureño y, ni él ni Zelaya, le dieron crédito a Porfirio Lobo. Es más, Barahona restó importancia al papel de Lobo en solucionar la crisis y sostuvo que “lo que hizo Lobo era su obligación, era una rectificación al golpe… y el FNRP no reconoce ningún esfuerzo de Lobo en la firma del Acuerdo de Cartagena”.
Es la actitud típica de estas agrupaciones seudo-políticas y vandálicas. Y creo que Honduras, por su regreso a la OEA, que no es más que una entelequia continental inoperante y vergonzosa, se está jugando la estabilidad de la nación poniendo en el tablero legal los afanes de una agrupación retrógrada como el FNRP, que buscará sin descanso la desestabilización y la guerra sucia, trayendo de vuelta a la palestra pública, a un personajillo de opereta que ha vivido colgado del presupuesto dominicano, pavoneándose, como lo he visto, por las calles de Santo Domingo y capaz de los mayores alardes bravucones pero resguardando su integridad de modo que pueda manipular a sus fanáticos llevándolos a la revuelta civil y el desastre.
Lo que sí parece injusto es que expiren todas las acusaciones pendientes sobre Zelaya, como el robo de presupuestos, el incumplimiento de sus funciones, la violación a la constitución y la dependencia del gobierno extranjero de Hugo Chávez de quien recibió órdenes, fondos y armas para sus propósitos de autogolpe, procesos judiciales que le darían más honor a Honduras que este acuerdo alevoso.
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