He recibido un email desde La Habana del artista plástico Cuty, en el que envía un artículo que el poeta Guillermo Rodríguez Rivera ha escrito tratando de traducir la realidad de las declaraciones del trovador Silvio Rodríguez durante la presentación de su más reciente disco, “Segunda cita”.
Lo que me asusta de este artículo de Guillermo es que, siendo él poeta, presuma que tiene la autoridad para traducir la poesía. Porque él, más que nadie, venido de aquella generación que poetizó el conversacionalismo en una época de oro de la literatura cubana, inmerso en bohemias desde la heladería Coppelia hasta la casa de Silvio en 23 y 26, capaces de metaforear hasta sus propias vidas, pretenda convertirse ahora en intérprete políticamente correcto de lo que dice el trovador.
Que ahora busque traducciones de símiles y símbolos de ese sugerente lenguaje de Silvio, queriendo justificar lo injustificable, que no es precisamente lo que diga o no el trovador en sus canciones, en definitivas, Silvio ha perdido bastante crédito ya, sino la libertad de la interpretación individual y la lectura de cada quién. Esa es la riqueza de la poesía, incluso de la más directa y condicionada, como la de Maiakovsky, “Dios lo tenga en la gloria”.
Me apena el ejercicio asumido (¿o dictado?) por Guillermo. Justamente en tiempos en que se le pide al poeta la intransigencia en el reclamo de la libertad y la condena al crimen.
¿Sabe Guillermo Rodríguez Rivera que los médicos de Holguín se negaron a ingresar al disidente Franklin Pelegrino, pese a su debilitada salud después de permanecer 40 días en huelga de hambre, diciéndole que “si él se quería morir que fuera para su casa y se tapara la cabeza con una sábana, pues allí estaban en el hospital sólo los que quieren vivir"?
¿Sabe Guillermo que el gobierno cubano hace circular un "Plan contra alteraciones del orden y disturbios contrarrevolucionarios", que reactiva las Brigadas de Respuesta Rápida y las autoriza a golpear con "palos, cabillas y cables" a los opositores del régimen?
¿O es que Guillermo Rodríguez Rivera se sigue evadiendo de la realidad que lo avergüenza escuchando sones tradicionales cubanos y presumiendo de timabalero o güirero en las fiestas con amigos en su casa?
Da lástima el poeta porque, inteligente y sagaz como es, autor de aquellos buenos chistes “literarios” cubanos, cómplice de Raúl y Wichy, sobreviva a su propia mortandad moral lanzándole salvavidas a una dictadura que se mata día a día, como Chacumbele.
3 comentarios:
Este texto te quedó dibujadito, asere. Parace que se lo estás diciendo en la cara al ingenioso jorobado de El Vedado.
Saludos de Nicolás, y felicidades por tu blog. Renay me remite aquí con el entusiasmo del amigo mutuo. Algo fresco de Rodríguez Rivera que ha llamdo la atención, causado algún revuelo:
http://www.uneac.org.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&id=3065
http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:_7uIkCr2UbQJ:www.uneac.org.cu/index.php%3Fmodule%3Dnoticias%26act%3Ddetalle%26id%3D3065+guillermo+rodriguez+rivera,+aquella+ofensiva&cd=2&hl=es&ct=clnk&gl=es
Estimado Luis, más fácil te será sacarle sangre a una piedra que coherencia y coraje civil a un Guillermo Rodríguez Rivera. Igual perderías el tiempo con el resto de los intelectuales orgánicos de la UNEAC, que ya están todos ellos épicamente a tope con su reivindicación gremial.
Por cierto, aunque ni apoyo ni elogio a ningún huelgusita de hambre en la Isla de las OFICODAS y la cartilla de racionamiento, lo que leo en tu crudo post sobre la grosera, despectiva negativa de ingreso para Pelegrino en el hospital de Holguín contrasta con la generosa, espléndida acogida sine die al payaso de Fariñas.
Significativa diferencia. ¿No te parece que hay ahí una rara pero elocuente distinción por parte del gobierno?
Saludos,
El Abicú
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