Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



miércoles, abril 30, 2008

Yo, el supremo


Hace apenas unas semanas, a raíz de la sustitución del Ministro de Educación en Cuba, Fidel escribió en sus Reflexiones las razones por las que sustituyó al ministro y asumía la responsabilidad de esa sustitución. Si Fidel ya no es lo que era, es decir, declinó sus poderes presidenciales para que su hermano los asumiera, legitimizado en la última votación, ¿cómo es posible que un anciano enfermo y despojado de sus funciones, sustituido en sus cargos, se atribuya el derecho de mover ministros, cancelar, nombrar y decidir en las estructuras del Estado?
La duda creada por les afirmaciones en aquellas Reflexiones han sido contradichas de forma tajante por su hermano: “Raúl Castro puso punto final a la etapa de provisionalidad”, es el titular que inspiraron las palabras de Raúl en el reciente VI Pleno del Comité Central del PCC.
Raúl anuncia que las riendas del país estarán en sus manos y para blindarlo, decide “fundar” una cúpula adjunta al Comité Central con igual integración añeja y extremista con que designara la élite que desde febrero pasado, dirige el Consejo de Estado.

“Los 7 magníficos” serán el propio Raúl, acompañado por Juan Almeida Bosque, José Ramón Machado Ventura, Julio Casas Regueiro, Abelardo Colomé Ibarra, Esteban Lazo Hernández y Carlos Lage Dávila, una exquisita escalada de edades que van desde los 80de Almeida hasta los 56 de Lage, un promedio de 70.2 años de edad que coloca a Cuba bajo la visión de los viejos robles, abuelos del totalitarismo, asidos a la exclusividad de sus méritos históricos.
Exponentes de las nuevas (y patéticas) generaciones, como Felipe Pérez Roque, se confirman como excluidos. Desde el ascenso de Raúl, el Canciller ha sido relegado a un perfile menor y ahora no ha sido ascendido a miembro del Buró Político. En tanto Lage, una vez colocado entre los jóvenes dirigentes de la revolución, resucita de la marginación a la que fue lanzando en los primeros meses raulistas, para integrarse a “Los 7 Magníficos” asumiendo el rol de sus 56 años de edad.
La muerte, según los místicos, rosacruces y mahometanos, es un estado mental y no físico. Por supuesto que Fidel está muerto hace bastante ya. Ahora su hermano lo ha sepultado definitivamente.
Para quienes se aventuraron a la fallida esperanza de imaginar cambios positivos con el ascenso de Raúl, les dejó un teléfono celular, un DVD, la habitación del hotel más caro del mundo en Varadero y 300 delincuentes salvados del paredón a cambio de fusilar los pensamientos de otros tantos.
Lo demás son retrocesos peligrosos. La marcha de las momias de la revolución en un alarde retrógrado que rescatar los peores puntos sobre las íes.

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