Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



viernes, octubre 09, 2009

“Nadie sabe el pasado que le espera”.

Quién le iba a decir a Manuel Zelaya que 30 años después, su foto de juventud le iba a salir al paso descubriéndolo en su origen pistolero.
Apenas un jovencito, de pelo rizado y el sempiterno bigote de cowboy, Zelaya posa sumergido en sus sueños. Le faltaba entonces el sombrero, pero el ala del que ahora se pone no le ensombrece la apariencia gansteril con que disfrutaba entonces.
Y ahí lo tienen, lo que fue el que es. Dio riendas sueltas a la estampa añorada sin imaginarse que, como reza esta versión del viejo refrán, “nadie sabe el pasado que le espera”.

1 comentario:

Jorge A. Pomar dijo...

Sensacional, Luis. Prueba fehaciente de la escasa distancia que va en Sudamérica del revoltoso pichón de hacendado al oligarca converso al marxismo de conveniencia.

Por cierto, de dónde sacaste la foto?

Un abrazo fuerte,

El Abicú