Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



jueves, enero 28, 2010

Honduras tiene un Lobo en el poder.

Yo creo que la hipocresía debe tener cautela. Está bien rechazar enérgicamente el golpismo que ha desangrado nuestra región y que, penosamente, es parte de la idiosincrasia latinoamericana. Pero todo tiene sus fronteras e insistir en negar el regreso a la normalidad política y social en Honduras es como llover sobre lo mojado. Lo que se logra es hundirse más en la inutilidad de los tercos.
Primero, ese apodo de “gorila” que tan bien rima con los golpistas, como Pinochet, por ejemplo, o como Chávez, por intentona, no creo que, en razón de lo legal, se le pueda seguir endilgando a Roberto Micheletti. Como presidente de la Suprema Corte de Justicia, al caer Zelaya, a él le correspondió el poder. Entonces es un error llamarlo presidente de facto porque, en realidad, fue un presidente constitucional, a pesar de la irregularidad del golpe.
La toma de posesión de Porfirio Lobo como nuevo presidente, fue un acto de esperanza para el segundo país más pobre del continente. La salida de la crisis fue positiva y Zelaya, convertido en un payaso olvidado, se fue finalmente, con el rabo entre las piernas, después de intentar violentar (ahora sí) la constitución de su país y pulsear con la oposición, la justicia y la ley, tratando de modificar la Carta Magna en sus afanes de permanecer en el poder al más puro estilo de Hugo Chávez. ¿Y es que alguien aún se atreve a negarlo?
Leonel Fernández, el presidente dominicano, fue a Tegucigalpa a llevárselo a Santo Domingo, suerte de mediador inútil que nada de lo que dijo durante la crisis fue tomado en serio y ahora asume el rol del “salvador” ante los ojos de Caracas, ¿o es que aún apuesta a que Venezuela le compre la refinería que se ha quedado al pairo en su país?
Fernández fue abucheado por los hondureños que celebraban la elección con record histórico de asistencia a las urnas. Apenas unos grupos dispersos de simpatizantes de Zelaya, algunos por convicción, otros por simpatía, otros para cobrar las bonanzas del petrodólar venezolano, se situaron en el recorrido de Zelaya desde la embajada brasileña hasta la base aérea contigua al aeropuerto de Toncontín, de donde salió, para darle un adiós definitivo a este clown de sobrero de alas grandes que dijo “Volveré”. ¿A qué, Mel, a jugar debajo de la cadena en la frontera nicaragüense sin valor para dar un paso en el interior de tu país, a refugiarte en una embajada ajena, a violentar la constitución?
Si no fuera por el clientelismo político, la injerencia venezolana y la ignorancia que nos entierra, Mel Zelaya fuera aún más cadáver político de lo que es, que, con la ayuda de Lula Da Silva, quedó enterrado por 129 días entre cuatro paredes diplomáticas, olvidado, inútil y ridículo hasta su final.
Hubo dos grandes errores en la crisis hondureña. Uno, que lo militares sacaran a Zelaya en pijama y lo desembarcaran en Costa Rica. El otro, no sentar al general Romero Vásquez en el banquillo de los acusados.
Lo demás fue un manejo valiente y sagaz de la crisis. Micheletti, tildado de torpe, con pocas luces y poca convicción, en realidad venció a sus más severos contrincantes y echó por tierra las aseveraciones de los más avivados especialistas. Salió de la presidencia en estricto apego a la ley (lo que no hubiera hecho Zelaya) y obvió todo tipo de exposición durante el cambio de poderes. Contó, ha sido evidente, con el mayor respaldo popular y, cuidado, Michelettí no es aún una posibilidad política vencida.
Mucho más peso que el rechazo de la comunidad internacional, que aún exhibe muestras de la terquedad irracional del perdedor, la tiene el control que Micheletti ejerció en su país bajo un bombardeo de inconsecuencias y alevosías con la complicidad de muchas naciones y la penosa conducta, ya tradicional, de la OEA.
Lobo ha comenzado con un espíritu de reconciliación y unidad y esa estrategia es positiva. Tiene frente a sí, un país económicamente diezmado, limitado por una comunidad internacional que lo mismo envía ayuda millonaria a Haití que mata de hambre a los hondureños. En medio de este panorama complejo, este lobo deberá demostrar que sabe aullar más fuerte que los demás.

miércoles, enero 27, 2010

Brownstone, el galerista de los esbirros.

Gilbert Brownstone lleva 39 años visitando Cuba. No le han importando las restricciones del Departamento de Estado de EEUU y cada vez que ha podido toma un avión y se va a La Habana, donde ha hecho costumbre elogiar el trabajo cultural de la revolución de los Castro, coquetear con los poderes y ofrecerle a los artistas un soplo de oxígeno en moneda dura, comprándole cuadros en dólares a las nueva generaciones de pintores cubanos.
Ahora, Brownstone, presidente de la fundación que lleva su nombre, ha querido devolverle a las instituciones culturales de la Isla, toda esa felicidad que le han dado durante casi cuatro décadas dejándolo andar como un mesias, suerte de Rey Mago, por las calles de La Habana con todos los derechos, poderes y virtudes que le niegan a los ciudadanos.
El galerista estadounidense acaba de donarle al Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, 120 piezas originales que incluyen obras de Pablo Picasso, Andy Warhol, Joan Miró, Marcel Duchamp, André Masson, Camilla Pisarro, Edouard Vuillard y Roy Lichtenstein.
Pero Brownstone, no satisfecho con su gesto de bondad, ha declarado a la televisión cubana que va a seguir comprando cuadros valiosos y regalándoselos a las arcas del Museo Nacional.
El gesto le ha valido recibir de las autoridades culturales de la Isla, una medalla como agradecimiento por su dádiva, en un acto celebrado por el Consejo de Estado a pedido del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos y en el que estuvo presente el ministro de Cultura, Abel Prieto.
Pero lo que ignora o disimula ignorar el bueno de Gilbert Brownstone, es que desde hace más de 30 años, el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba se ha dedicado a vender en el mercado internacional del arte, a través de testaferros, a coleccionistas privados e instituciones públicas, cientos de obras de arte pertenecientes a los fondos nacionales, de la autoría de los más importantes pintores cubanos de la primera mitad del siglo XX como Víctor Manuel, Carlos Enríquez, Amelia Peláez, Servando Cabrera, Fidelio Ponce, Wifredo Lam, René Portocarrero y la mayoría de las piezas de una importante colección que poseía del pintor español Joaquín Soroya.
Brownstone finge no saber que con ese dinero procedente del tráfico de obras de arte, el gobierno de la Isla ha financiado planes terroristas, armas para subversivos, espías en el mundo, prebendas para sus dirigentes, sobornos y extorsiones a políticos, equipos para la represión, la vigilancia y todos los ardides de la dictadura.
Que no se asombre Brownstone cuando vea uno de sus cuadros donados a Cuba, en un remate de la galería Christie’s, porque esta ha sido su contribución al financiamiento de la tiranía.

martes, enero 26, 2010

Obama un año después, ¿sólo los teleprompters?

El presidente estadounidense Barack Obama y su secretario de Educación, Arne Duncan, visitaron el 19 de enero pasado el Graham Road Elementary School en Falls Church, Virginia. Allí se reunieron con los alumnos de sexto grado para conversar animadamente y, luego, se fueron a un aula en la que el presidente habló a los muchachos sobre la expansión del programa Top para mejorar las escuelas y bromeó sobre los periodistas, sentados escolarmente en las pequeñas sillas del aula.
La noticia sería irrelevante a no se por lo que constituyó el blanco de ironías en los medios de EEUU. Y es que Obama, incapaz de improvisar dos líneas con coherencia, hizo uso de dos teleprompters para ofrecer una diminuta declaración a los reporteros y dos párrafos infantiles a los alumnos.
A un año de su llegada a la Oficina Oval, Barack Obama tiene pocos éxitos que mostrar. Su programa de campaña se ha convertido en un camino tortuoso por el que transita a duras penas, dando dos pasos atrás y uno adelante.
Banderas como el cierre de la cárcel de Guantánamo ya se han ido alejando hasta que, finalmente, con la intentona de ataque terrorista a un avión en la Navidad pasada, amenaza con distenderse por un largo tiempo más.
La modificación al sistema de salud pública ahora es una caricatura de lo propuesto y, ni aún así, parece obtener un triunfo legislativo luego de las derrotas demócratas en New Jersey, Virginia y ahora Massachusetts.
La guerra de Irak ha sido sustituida por la de Afganistán, el mismo perro con distinto collar, dice el refranero popular. Y, aún así, es la razón la que obliga, porque el error no está en enviar tropas a Afganistán sino en haber prometido irresponsablemente, terminar con esa costumbre no bien se instalara a la Casa Blanca.
Por último, la crisis económica ha sido superada por el propio renacimiento cíclico de la economía estadounidense, un show que se repite periódicamente y siempre regresa a la misma cura. Sin embargo, ni los programas de creación de empleos, ni las riendas a los bancos, ni la prohibición de las prácticas de regalías desmedidas o la llamada de cordura a Wall Street han surtido el efecto que se esperaba.
Si algo ha definido el estilo Obama, sin dudas, es ese afán de exponerse a los medios, de protagonizar en el escenario, de brillar con los resortes del star-system. Y, por supuesto, su diestro manejo del teleprompter, que no le puede faltar ni frente a un grupito de escolares.

jueves, enero 07, 2010

"Señor dictador"

Reproduzco la carta que el expreso político cubano Jorge Luis García Pérez “Antúnez”, que vive en su pueblo natal de Placetas tras 20 años de presidio de conciencia, envió al presidente cubano Raúl Castro, y que es una muestra del valor y la desesperación que provoca el régimen de La Habana a quienes llevan más de medio siglo aplastados por la tiranía.

Señor Raúl Castro:
Mi nombre es Jorge Luis García Pérez “Antúnez” –ex preso político– y de nuevo le escribo, no porque pretenda enterarlo de algo que lejos de ajeno es cotidiano en Cuba, por el proceder y política de su gobierno:
Desde hace varios meses soy mantenido junto a mi esposa Yris Tamara Pérez Aguilera en una extrajudicial reclusión domiciliaria por parte de su policía política. Un alto oficial de la Seguridad del Estado la semana antes del concierto de Juanes en La Habana luego de arrestarme me comunicó que en todo el territorio nacional habían emitido una orden de arresto en mi contra y que todos mis pasos tendrían seguimiento en lo adelante. Desde la fecha he perdido la cuenta de las detenciones, en su mayoría violentas.
Señor dictador, permítame unas preguntas que posiblemente le ayuden a aclarar dudas a aquellos compatriotas míos que en algún momento estuvieron esperanzados en que con su gobierno disminuiría la represión, o que incluso pudieran efectuarse aperturas democráticas:
¿Con qué derechos unas autoridades sin previa comisión de un delito pueden impedir el libre movimiento de sus ciudadanos violando así un derecho universalmente reconocido?
¿Qué sentimientos pueden mover a hombres como el capitán Idel González Morfi al golpear con tanta brutalidad a mi esposa –una indefensa mujer– ocasionándole secuelas óseas por el sólo hecho de llegar hasta una emisora de radio para pedir que se le diera curso a una denuncia sobre probadas torturas que su hermano recibía en una prisión de Cuba?
¿O es que sólo para ustedes existen en nuestro país cinco familias con derecho a protestar y pedir justicia para sus familiares encarcelados?
¿No le avergüenza que sus corpulentos gendarmes permanezcan apostados durante días en las esquinas de una vivienda para impedir que salgamos, incluso monitorear los movimientos dentro de nuestra propia ciudad?
¿Dónde está la ética y profesionalidad de sus subalternos, cuando con sus ridículos operativos provocan la burla de la población casi a diario?
¿Qué siente usted cuando alienta o permite que personas que se dicen hombres golpean y arrastran por las calles a mujeres como Damaris Moya Portieles, Marta Díaz Rondón, Ana Alfonso Arteaga, Sara Marta Fonseca, Yris Pérez y ahora más recientemente a la bloguera Yoani Sánchez?
¿Cómo puede dormir usted tranquilo y sus subordinados después de atropellar con saña en más de una oportunidad a Idania Yánez Contreras mientras se encontraba con varios meses en estado de gestación?
¿Cómo puede usted y su gobierno hablar de batalla de ideas, cuando constantemente reprime las ideas con golpes y arrestos y años de cárcel?
Quizás sus seguidores no encuentren o no se atrevan a la respuesta, pero yo que me encuentro entre la larga lista de los que no le temen, y le respondo.
Usted actúa así porque es un hombre cruel e insensible al dolor y sufrimiento ajeno, porque fiel a su vocación antidemocrática y dictatorial está convencido que las dictaduras como la que usted preside sólo pueden sostenerse bajo el temor y la tortura, y que la más mínima apertura puede dar al traste con lo que más y único le interesa, mantenerse en el poder.
Finalmente –y retomando mi caso en particular– le voy a responder sin antes preguntarle los motivos concretos de tanto ensañamiento y represión contra mi persona.
Su gobierno y lacayos cuerpos represivos no pueden perdonar mis dos grandes y únicos crímenes. Primero que casi dos décadas de tortura y tratos crueles durante mi injusta y severa sanción no pudieron quebrar mi dignidad y posición como preso político. Segundo, porque a pesar del acoso y hostigamiento –y sobre todo el riesgo de regresar a la cárcel– tengo la decisión de no abandonar mi patria en la que continuaré luchando por un cambio que considero tan necesario como inevitable.
Desde la ciudad de Placetas,
Jorge Luis García Pérez “Antúnez”.
Martes 8 de diciembre de 2009.

Galeano a pesar de los tiempos

A propósito de una entrevista a Eduardo Galeano

Lo que más curiosidad me causa de Eduardo Galeano, es esa capacidad para el discurso poético propio de los talleres literarios municipales. Esa inmadurez del adolescente snobista en apariencia geriátrica. Un error de ubicación temporal que lo ha hecho repetir los mismos argumentos políticos, de manera que nunca sé si han sido producto de la ingenuidad o de la idiotez.
Es como un juego de actitudes, ni él lo dice en serio ni uno se lo puede leer en serio.
Lo peor del mundo es que un amigo, al que no ves hace 20 años, te lo encuentres de nuevo y te diga, "pero si estás igualito". ¿Es que no te ha pasado el tiempo, que no has cambiano, no maduraste, aprendiste de virtudes y fracasos, nos ha evolucionado, no repiensas lo que alguna vez estableciste, no pusiste en duda verdades viejas?
Ese estaticismo tiene su genio y figura en Eduardo Galeano quien, como mismo se mantiene con sus camisas azules de jean desde los años 60, repite el discurso anacrónico e inmovilista de los 60. Nada ha pasado por él y, por supuesto, él no pasa por nadie. Qué pena.
Es un tipo marcado por el cliché y las poses fotogénicas. Qué importa que se aventure a una opinión distinta, si siempre regresa a lo mismo.