Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



viernes, enero 30, 2009

¿Dónde metió su machete tu cimarrón?

Recuerdo un encuentro de talleres literários celebrado en el balneario de San Vicente, en la zona montañosa de Viñales, en la provincia de Pinar del Río, hace muchos años ya. Allí compartimos con Miguelito Barnet, poseído entonces de su agudeza crítica y un humor ácido que divertía. No era el mismo, en algunos sentidos, en otros sigue siendo el que es hoy.
Recuerdo que, formando parte de un jurado de fundamentalistas rojos de la obediente intelectualidad cubana, Barnet se atrevió a defender un poema mío, que ya arrastraba mi pasado personal desafecto. ¿Era 1978? ¿1979? Mi poema fue marginando por la desconfianza en su autor, políticamente incorrecto, pero quedó una deferencia entre Barnet y yo que luego se afianzó cuando me mudé a La Habana y coincidíamos en la UNEA o en ciertas peñas de música popular que se celebraban en el Museo de Artes Decorativas, en Bellas Artes o en el Parque Lenin.
Desde entonces le guardo un respeto profesional y, a pesar de los cuestionamientos que muchos le profesan, para los que él ha dado motivos suficientes, he conservado una postura vertical con Miguelito Barnet.
Ahora, desde que fue nombrado presidente de la UNEAC, Barnet ha potenciado ese caudal errado que, tradicionalmente, convirtió su figura en blanco de horrores.
No lo cuento con odios, sino con pena. Escucharlo defender en Panamá, hace apenas unos días, que “los cubanos sí viajan, los únicos que no viajan son los que están presos” y poner como ejemplo que “La gente cree que los cubanos no viajamos y yo he viajado a más de 47 países", resulta indecoroso.
¿Por qué tiene la necesidad de mentir hasta esos niveles de insolencia?, ¿qué lo mueve a tales actos vergonzosos?, ¿es que permanecerá su nombre por Cimarrón o por esas actitudes vandálicas?, ¿es que la presidencia de la UNEAC lo obliga a engañar sin piedad con su propia consciencia?
No caeré en razonamientos ni pruebas que refuten sus afirmaciones en Panamá. Existen evidentes argumentos para demostrar que, durante 50 años de terror gubernamental cubano, lo que afirma Barnet es una mentira oficial.
Sólo me apena la conducta de quien pudo quedar en la literatura cubana como el creador de una corriente de testimonios florales y fluido que todos fuimos leyendo alguna vez.

jueves, enero 22, 2009

Germán Pifferrer in memoriam

Lo conocí hace un par de año, tomamos vino en una taberna rústica de la avenida Flagler y llenó la tarde de anécdotas y simpatías. Mantenía la viveza acostumbrada de que me contaban los amigos comunes que nos presentaron.
Pero de Germán Pifferrer sabía desde mucho antes.
En La Habana escuché hasta el deterioro un long-play de la Orquesta Cubana de Música Moderna dirigida por él. Pastilla de Menta y Room 43 se rayaron de tanto girar en mi viejo tocadiscos.
Después entré, por esas virtudes que te aguardan en la vida, en una familia de artistas cubanos unidos por una larga amistad con Germán Pifferrer. Por ellos, acabo de saber de su muerte. Explicable e insólita, porque hay cosas que suelen suceder así.
El pasado 17 de enero, un cáncer mató a esta leyenda de la música cubana. Hace poco tenía en planes un CD de latin-jazz al estilo de Loquibambia, aquel grupo que dirigió en los 50, el pianista Frank Emilio. Pifferrer era un creador incansable. Escuchaba las conversaciones como música y armonizaba hablando.
Comenzó su carrera musical en Holguín, su ciudad natal, como cantante de la orquesta Hermanos Avilés y ya en La Habana, se destacó como arreglista y director. Fue significándose por su talento y su identificable manera de arreglar y de conducir la orquesta.
Un email que acabo de recibir del saxofonista Paquito D’Rivera, recuerda que “El Pife - como lo llamábamos sus amigos y admiradores- debería ser un ejemplo que contradice a aquellos que aun pretenden hacernos creer que negando el academicismo y teniendo menos conocimientos se ayuda a preservar la espontaneidad y la frescura creativa, cuando la realidad es que, en absolutamente ninguna actividad humana, nadie puede ser considerado superior por saber menos. Germán fue una prueba de ello”.
El DVD del año 2004, titulado "Tropicana All Star recuerda a Benny Moré", lo reproduce como fue, llamativo, intranquilo, lleno de energía frente a la orquesta en la que Israel Kantor rememoró los éxitos del Benny. En el Town Hall de New York, dirigió y grabó “50 Years of Mambo", un álbum doble en vivo, en homenaje a Dámaso Pérez Prado. Sus largos años de exilio nunca lo distanciaron del ejercicio y la honra que le profesaba a la música de su patria, a las figuras que brillan para siempre en la historia musical de Cuba.
Él mismo ha de ser honrado así. Y por las mismas razones.

jueves, enero 15, 2009

Olé por la Trini

Pródiga en infortunios, Trinidad Pérez no cesa de hablar lo que su jefe concibe, un Moratinos cada vez más definido en su conducta respecto de Cuba.
Cuando una vez quise publicar un artículo de opinión sobre el cabildeo de la diplomacia española para que la Unión Europea levantara las sanciones que le había impuesto a La Habana desde el apresamiento de los 75, no encontré cooperación en varios medios amigos españoles. Los compromisos financieros de unos y las simpatías de otros, frustraron mi intensión empeñados en mantener su silencio cómplice con Zapatero, Moratinos y Cia.
Un editor cubano en España, me “explicó” que mantener el silencio era necesario para lograr los beneficios para la disidencia cubana que España sacaría de esa mediación. Me recordó aquella estrategia que vivimos todos en Cuba de que nuestros errores había que mantenerlos en secreto y no divulgarlos como “armas al enemigo”, cuando en realidad, lo verdaderamente positivo sería eliminar los errores y que se enterara todo el mundo.
Dos años después, el silencio conspirativo de mis amigos con la cruzada “moratinense” a favor de los Castro, no ha traído ningún beneficio, ninguna respuesta, ninguna bondad.
Ahora, se repite el suceso.
La bella Trinidad Jiménez, secretaria de Estado española para Iberoamérica, acaba de asegurar durante su participación en el foro Tribuna Iberoamericana, que organizaron la Casa de América de Madrid y la Agencia Efe, que con Barack Obama, “no percibimos que pueda haber cambios de políticas concretas de Estados Unidos hacia Cuba, pero creo que el cambio de actitud puede ser ya beneficioso para la relación bilateral”. Jiménez agregó que “la actitud que pueda tener el presidente Obama va a ser positiva” y consideró que “en la medida en que haya gestos por un lado, puede haberlos por el otro”.
Ya no me asombran esas palabras, no sólo de España, sino de tantos que ahora le exigen disposiciones y cambios a EEUU en busca de una respuesta cubana cuando la lógica, la culpa y la ética confirmarían todo lo contrario.
¿Por qué EEUU debe tomar la iniciativa en un conflicto iniciado y estimulado por Cuba? ¿Por qué exigirle a EEUU un cambio en su política hacia Cuba, como búsqueda bondadosa y tímida de una respuesta cubana y no, precisamente, al revés?
No estimulo la demagogia y la delicadeza atemorizadas con Cuba acodados en una discutible valentía frente a EEUU y cantando en el coro global de las hipocresías.
Aunque los amigos españoles no publiquen jamás mi opinión en sus revistas.

lunes, enero 12, 2009

Socialismo real: otra vuelta de tuerca

Uno, dos, tres…, probando. Ya está. Tras 50 años de ensayos “en seco”, el socialismo verdadero puede comenzar, o el socialismo nuevo, o del siglo XXI, o mejor aún, el socialismo real, lo que implica que cuatro generaciones perdidas de cubanos, ocho de europeos del este y diez generaciones de rusos que han padecido la separación, el ostracismo, la represión y el dolor, desde abuelos hasta nietos, no ha sido más que un socialismo de mentiritas, irreal, ficticio y, lo que es peor, acaso un ensayo como las bandas antes de comenzar la retreta del domingo.
Si la sentencia no es cruel, nada hay más parecido.
¿Es que se precisan de 50 años más para poner en práctica el resultado de un ensayo, corregir sus desperfectos, ajustar sus trombones y volver da capo, ahora sí que va en serio, otro intento de socialismo igual con un apellido distinto, para marcar las diferencias?
¿Y qué garantiza, bajo qué manuales, teorías, especulaciones de sociólogos, economistas y politólogos ha quedado certificado, que los próximos 50 años no terminarán por desafinarse y la grabación de la orquesta hay que comenzarla de nuevo, con otros apellidos ilustres y renovados, por los próximos 100 años que vendrán?
Tras millones de páginas teorizantes, más libros que en la biblioteca de Congreso, forums, disertaciones, teorías y cónclaves globales, el famoso “socialismo”, escalón intermedio para llegar al comunismo, enriquecido por Lenin, Fidel, Mao y ahora por el nuevo filósofo venezolano, ha terminado por ser un caos social, suerte de cáncer del siglo XX, que detuvo el desarrollo de la humanidad por un siglo de estaticismo, crímenes y destrucciones de todo tipo, desde la dignidad humana hasta las fertilidad de la tierra.
“Es que lo vivido no ha sido en realidad el socialismo”, “es que lo vivido, fue tan sólo una prueba de audio”, aseguran los teórico atrincherados en su resistencia contra la realidad, los defensores a ultranzas de las causas perdidas intentando revivir el cadáver de un sistema que demostró su inviabilidad.
No. Es como regresar a los coches de caballos, a la máquina de escribir, a las palomas mensajeras. “El feudalismo es viable, aquel fue sólo un ensayo que ahora podemos reconstruir bajo postulados distintos”, podrían también aseverar.
Me niego a aceptar lo retrógrado y la involución arrodillado en la vanidosa pose de la razón a toda costa. Perdimos, perdieron. El socialismo pretendido era aquello y lo será, lo demás no son más que páginas redactadas con afán de fabulador para tratar de demostrar lo contrario. La realidad ha sido esta y me bastan 50 años para no volverlo a probar.

sábado, enero 03, 2009

Con compromiso y confrontación

Cuando compartimos un almuerzo en un hotel de Santo Domingo, hace apenas unos meses, Marfeli Pérez-Estable me pareció una persona razonable, tolerante y simpática. Estuvimos juntos participando en un evento sobre Cuba y durante esas jornadas modifiqué ciertas percepciones que tenía sobre ella a partir de sus puntos de vista en muchos artículos que he leído. “Te leo siempre pero frecuentemente no coincido contigo”, le dije y ella me pidió, entusiasmada, que se lo hiciera saber. Ahora lo hago.
Acabo de releer “Compromiso o confrontación”, una columna de opinión que Marifeli publicó en Encuentro en la Red (www.cubaencuentro.com, diciembre 23, 2008), y me vuelven a sacudir esas posiciones que me parecen salidas de premisas prefijadas discutiblemente.
Estamos de acuerdo en que la confrontación ha sido el aliento vital del gobierno cubano. Si ella, no les ha sido posible estimular motivaciones suficientes para poder mantenerse en ese embrujo del peligro, la patria y el socialismo o muerte, por 50 años. Sin embargo, yo consideraría “ingenuas” esas percepciones, digamos que adolescentes, sobre el rol que un nuevo gobierno estadounidense pudiera instaurar respecto a Cuba.
Primero, la frase “Nuestro presidente electo es, ciertamente, un visionario”, refiriéndose a Barak Obama, necesitaría una sustentación mayor para llegar a considerar que ciertamente, como cree Marifeli, Obama es un “visionario”. Pero, asegurar esa condición proponiendo que Obama asista a la Cumbre de las Américas que se celebrará en Trinidad y Tobago, del 17 al 19 de abril próximo, con las reformas sobre Cuba, es curioso.
Marifeli dice que “Obama pudiera enriquecer ese entusiasmo si antes de viajar pusiera fin a todas las restricciones impuestas a los viajes y las remesas de los cubanoamericanos. Sería una clara señal de que su gobierno saldría de la rutina política en relación con Cuba”.
Me pregunto varias cosas. Por qué Marifeli cree que Obama debe multiplicar su entusiasmo asistiendo a esa cumbre con el cambio en la política dictada por EEUU sobre Cuba? No se, a no ser que prime en esa opinión la inducción de una actitud unilateral de EEUU sobre Cuba sin que medie la exigencia de una respuesta contundente y semejante en sentido contrario.
Lo primero que me resulta cuestionable es eso, exigirle a EEUU una acción y no una reacción, como debe ser. O sea, definir de antemano, una culpa estadounidense sin contrapartida alguna.
A párrafo seguido, Marifeli dice que “A no ser en un plano simbólico, en el mundo de hoy la Isla importa poco”. Entonces, cuál es la razón de peso que justifique esa acción unilateral de Obama si Cuba no cuenta en los puntos neurálgicos de la política de Washington ni de la realidad estadounidense de hoy?
No he logrado determinar en qué plano de intereses se sitúa Marifeli, si como cubana (del exilio, claro está) o si de ciudadana de EEUU. Ella asegura que desde los gobiernos de Ford y Carter “no se ha trazado un mapa de ruta para la normalización de relaciones con La Habana. ¿Podrá Obama definir una política hacia Cuba y ver el bosque y más allá?”. Pero es que ese mapa (discutible, porque motivó respuestas de La Habana como la guerra en Angola con la finalidad de deshacer ese supuesto mapa del que habla) fue, o mal diseñado, o infuncional, o estimulante para que Cuba tomara posiciones más radicales y peligrosas. En caso de que esos “mapas” hubieran existido como una política de estado de Washington hacia La Habana, no arrojaron resultados previsiblemente positivos como para exaltar el talento “visionario” de Obama haciéndolo ver “el bosque y más allá”, lo que traducido, quiere decir que la columnista ansía que Obama trace e imponga una “ruta para la normalización de relaciones con La Habana”.
Ahí está el enigma de esta defensa que asume Marifeli Pérez-Estable. ¿Por qué debe EEUU trazar esa ruta para la normalización de las relaciones con La Habana? Lo que no logro ver en su opinión es qué justifica ese remake de la actitud unilateral estadounidense sin que, por otra parte, se exija, no una respuesta de Cuba, sino, por el contrario, una ruta inicial, si es que nos conducimos como cubanos y respondemos al conflicto de nuestra nación.
Exigir y enjuiciar la política de EEUU sobre Cuba es meternos en un derecho inherente a ese país. Creo que, como cubano, ese enjuiciamiento y esas exigencias deberían ir dirigidos a La Habana, que es lo que nos incumbe como patria y es el campo de acción en el que tenemos que conquistar nuestros derechos. Lo otro, no es más que reflejos de eso que llaman “ingerencia”.
Como colofón, como anexo entrelíneas que cumple las apariencias, Marifeli dice que “Cuba, por ejemplo, podría liberar a los restantes 55 prisioneros de conciencia de la Primavera Negra del año 2003”, nótese que ha colocado un “por ejemplo” disyuntivo, o sea, eso o liberar el café de la libreta de racionamiento, eso sí o eso no, liberar los 55 presos de conciencia o poner guaguas en el verano desde La Habana hasta la playa de Guanabo. Y más adelante coloca otra tibia disyuntiva de dudosa legitimidad al decir que si Obama no hace lo que la columnista le ha propuesto en todo el artículo, “no lograremos que Cuba celebre elecciones libres y respete las libertades civiles”, es decir, para Marifeli la conducta del régimen de La Habana es única y exclusivamente consecuencia de la política de EEUU hacia Cuba y para lograr elecciones libres, democracia y respeto dentro de Cuba sólo hay que exigirle a Washington, sólo debe cambiar Washington. Es tan fácil que, hasta después de leer esta opinión, no nos habíamos dado cuenta.
No se si compartiré otro almuerzo alguna vez con Marifeli Pérez-Estable, pero en aquel de hace unos meses, opiniones suyas como esta son las que me han hecho polemizar con sus opiniones. Espero que si almorzamos juntos alguna otra vez, ahora sepa qué ejemplo ponerle.