Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



PERIODISMO

Manuel Matos Moquete.

“La revolución era a la vez, una fantasía traicionera, una terrible pesadilla desalmada




A mediados del año 1979 visité la zona montañosa de Mil Cumbres, en la Sierra del Rosario, una cordillera que coronaba de verde el norte de la más occidental de las provincias cubanas. Realizábamos un conteo de sitios arqueológico, debíamos marcar los localizados a la sombra del Pan de Guajaibón, el pico más alto de la Sierra, y recoger información oral de los campesinos mientras cabalgábamos hacia el centro de Mil Cumbres.
Pudimos llegar a Mil Cumbres tras una espera paciente para que nos extendieran permisos militares de acceso. Realmente estábamos lejos de imaginar que en aquel lugar existía activo aún, el PETI 1, la zona más importante para el entrenamiento de cuanto guerrillero pretendía en Latinoamérica, abrir un  frente armado. Todavía a  mediados de los ’80, el PETI 1 entrenaba a mexicanos. Fue una fábrica de sueños y frustraciones, juegos de guerra , la más grande producción de candidatos a terroristas continentales, el naufragio de una generación, la rebelión de los perdedores.
“... Se ha dicho que la generación del 60 fracasó en sus aspiraciones políticas. Sin embargo, su mayor frustración fue en el plano personal. Fue una generación de esposos malamados y malamantes; de padres desconocidos por sus hijos; de personas sin oficio útil; de profesionales sin ejercicio y sin clientela; de artistas en ciernes en conflicto con su vocación ante los llamados del partido; de amigos sin amigos, sin culto a la amistad sincera e inocente, pues la revolución era la novia, la esposa, la familia y uno mismo. Pero la revolución era a la vez una fantasía traicionera, una terrible pesadilla desalmada”.
La cita anterior la tomé de un libro que inunda las librerías dominicanas y que comenzó a generar sus lógicas polémicas, “Caamaño, La Ultima Esperanza Armada”.  Alguien dijo una vez que la verdad es para saberla, no para decirla, pero el intelectual y ex-guerrillero Manuel Matos Moquete, ha querido revertir esa fórmula hipócrita sumándose al destape necesario de un tabú susurrado por décadas, la injerencia cubana en los proyectos guerrilleros de América Latina, la responsabilidad en sus fracasos y sus mentiras y los túneles secreto en los que naufragó el proyecto del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, desde su arribo a La Habana en 1967, hasta su desembarco en Playa Caracoles, República Dominicana, en 1972.
Luis G. Ruisánchez. Manuel, hay rumores de que te has atrevido a desandar un camino complicado.
Manuel Matos Moquete. No es cierto que un país puede producir acontecimientos sin narrarlos por muchos años. Y aquí ha predominado un tabú sobre esto. El libro lo dice de alguna manera en su primera parte cuando señala que nosotros, los protagonistas de aquella época, nos sentimos cohibidos y a veces hasta avergonzados de contar a nuestros hijos estas experiencias. Y esos obstáculos son de índole culturales, ideológicos, que se han impuesto para que uno crea que debe olvidarlos. Es una sociedad que obliga que para imponerte debes dejar atrás, silenciar y olvidar tu pasado. No digas que tú estabas en aquello porque no vas a lograr nada ahora. Este es uno de los propósitos del libro.
LGR. Esto me lo dijo Manuel cuando conversábamos a principios de enero de 2012, en las oficinas de Videocine Palau, del cineasta René Fortunato, quien es editor y prologuista del libro, una excelente edición llena de testimonios gráficos, muchos de ellos inéditos, y que fue lanzada simultáneamente en República Dominicana, New York y Puerto Rico. ¿Este es tu primer testimonio sobre el tema?
MMM. Si, y no hay tampoco en el país muchos libros de testimonios. Recién algunos protagonistas del 14 de Junio, de los movimientos de los ’70, pero muy pocos, comienzan a contar cosas. Aunque no se desarrolla esa tendencia, como en otros países, de contar las vivencias.
LGR. Hay un momento en que hablas del culto a guardar el secreto, yo en Cuba conocía eso, la frase de “no digas tal cosa porque le sirven al enemigo”, esa manipulación en pos de la mentira. ¿Es que lo hubo también aquí, en la experiencia guerrillera dominicana?
MMM. Es un sentido este prejuicio existe y existió cuando todos estabamos involucrados en acciones más concretas. Pero queda el prejuicio en el otro sentido, en el que te puede perjudicar personalmente como ya te dije. Esos acontecimientos se ven como desastrosos, de agitación, de fiebre de juventud, de rebeldía. Eso creo que es una cara terrible de nuestra sociedad. Hoy que estamos hablando, puedes observar en la prensa, en la radio dominicana que no se ha dicho absolutamente nada de los acontecimientos del 12 de enero de 1972, cuando la muerte de Amury Aristy (quien lideraba la lucha urbana en el país de apoyo a la invasión de Caamaño) y el grupo, uno de los más terribles acontecimientos de esa época. No es posible que hoy muere Emma Tavárez, qué coincidencia, y es tanto el complot por el silencio y el olvido, que ni con esta coyuntura se habla de los muertos en 1972. Es una voluntad de echarle tierra a todo aquello.
LGR. Como tú sabes, los proyectos guerrilleros fracasaron, o terminaron convertidos en terroristas, narcoguerrilleros, o casos como el gobierno sandinista que dejó una cúpula enriquecida y desmoralizada. Visto desde la distancia, ¿qué tú crees que resultó positivo de todo aquello?
MMM. Pienso que en la sociedad dominicana ese fue un período necesario. Salíamos de la dictadura de Trujillo y nos encontramos con un país sin tirano pero con una cultura de tiranía, de absolutismo, no sólo en el poder sino en toda la sociedad. El movimiento que inició esa juventud no fue fundamentalmente un movimiento político, si no cultural, de ideas, de actitudes, un movimiento que sacudió todas las estructuras de la sociedad, hasta la familia. Se removieron todos los prejuicios y nacieron otros paradigmas. Creo que resultante de aquello es que haya sindicatos, asociaciones de periodistas, de médicos, que se respeten libertades de expresión, la individualidad, los criterios, que se aspire a la democracia. Creo que se ha quedado el derribo de murallas de intolerancia. No tomó el poder, pero encausó las voluntades.
LGR. ¿Era el Caamaño de la Guerra de Abril el que conociste después en Cuba?
MMM. Caamaño era un ser en mutación. Lo vimos y lo dejamos de ver en este proceso. Era un hombre íntegro, muy responsable pero con capacidad de cambio. No era el mismo, estaba desarrollando una conciencia y se formaba políticamente de un modo que no lo hacía antes, aparte de sus características de personalidad, pero en cuanto a propósitos, hubo un cambio muy radical y positivo en Cammaño, con un elemento permanente que fue su visión militar.
LGR. Me hablas del caudillismo, que, empezando por el Che Guevara, fue inherente a todos ellos.
MMM. Sí, claro, el caudillismo es consustancial a toda una cultura nuestra, en Latinoamérica. Caamaño sí heredó naturalmente esa parte, además en el caso de él la formación militar era más fuerte porque procedía de una familia militar. Pero aún en ese sentido la visión iba cambiando en Cuba, porque ya era un militar como Alvarado o Torrijos, que empezaban a pensar en servicio del pueblo, en el bien social, emplear ahí su capacidad, su fuerza, su habilidad.
LGR. Después de la muerte del Che Guevara, el auge guerrillero disminuyó hasta que en 1970 la presión soviética sobre La Habana acabó con todo aquello. Estamos de acuerdo en que el movimiento de Caamaño fue tardío. Ese fue su estigma. Ya no era un proceso realizable para los intereses cubanos. Tú cuentas de las divisiones profundas entre el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y Caamaño, ¿porqué entonces, en 1970, los perredeístas eran mayoría en la tropa de Caamaño?
MMM. El PRD tiene una militancia de sectores populares y fue en aquella época, la fuerza más hacia la izquierda después de las fuerzas de izquierda, y dentro del PRD que es policlasista, también había tendencias más aún a la izquierda que otras. Por esas condiciones era ahí donde de manera individual y no partidista, se acercaban a los Comando de la Resistencia y al proyecto de Caamaño. Hay que recordar que en esa época solamente había dos partidos, el PRD y el Reformista, y si el PRD era mayoritario pues por un proceso lógico era de ese del que más nos nutríamos.
LGR. Benigno, el capitán cubano Dariel Alarcón Ramírez, cuenta en su libro que hubo un interés y una acción por el Departamento América del Partido Comunistas Cubano, para desarticular los proyectos guerrilleros que estaban entrenándose en Cuba, les retenían los pasaportes, les aplazaban los planes, los dejaban languidecer, los ponían a estudiar, se casaban y ahí acababa todo, era una práctica tendenciosa. Dividieron los grupos guerrilleros, estaba el caso de Douglas Bravo en Venezuela y Fabio Vasquez en Colombia. Tu hablas en tu libro de Virgilio Gómez Sarduí, “Billo”,  y de su acción desestabilizadora dentro del movimiento de Caamaño, que dividió a Caamaño y a Amaury, los dividió a ustedes mismos, acabó conspirando con otros miembros del grupo contra Caamaño en La Habana. ¿No sería este Virgilio un agente del Comandante cubano Manuel Piñeiro, “Barba Roja”, que dirigía el Departamento América y que fue el encargado de penetrar, dividir y manipular los movimientos guerrillero en todo el continente?
MMM. Yo no puedo afirmarlo  porque mi óptica es contar mis vivencias y no he querido indagar más allá, pero sí puedo afirmar que Billo contó con apoyo de personas del Ministerio de Interior de Cuba en toda esa trama de ir creando en el grupo dominicano divisiones, conflictos, los enredos entre Caamaño y Amaury, que fue tan lamentable que esos hombres  hayan muerto sin haberse entendido, dos personas que se quisieron tantos manipulados malévolamente. En los documentos conocidos, en una carta que yo publico y en las que se le cogieron a Amaury tras su muerte, se ve que hay manipulación del aparato de la inteligencia cubana que participó en la maniobra divisoria. Finalmente, cuando el grupo se divide y Caamaño decide venir a Dominicana con nueve hombres, de manera clara y abierta, Billo sirvió de instrumento a agentes cubanos que ya habían trabajado desde antes para obstaculizar el movimiento. Es cierto que el gobierno cubano tenía estrategias divisorias, hasta comprensibles, encontradas a nuestro movimiento y todos los movimientos de liberación, tenían ópticas diferentes, unos desde el poder y otros desde la lucha por el poder. Cualquier revolucionario que vivió en Cuba te puede decir que, al igual que los cubanos nos sirvieron entrenándonos, armándonos, así mismo nosotros servíamos a sus interese y ellos nos manejaban al ritmo de lo que les beneficiaba o no.
LGR. Mira, tú conoces el libro de Benigno, ¿verdad?, él cuenta el caso de los peruanos que se entrenaban en Cuba y que se les frustró con elementos truculentos cuando Velasco Alvarado arribó al poder en Perú; incluso en otro libro que de seguro conocerás, el testimonio de Jorge Masseti sobre sus años al servicio de Barba Roja y el Departamento América, se narran los manejos dudosos por parte de La Habana en el financiamiento de los movimientos guerrilleros latinoamericanos. Benigno cuenta cómo Fidel esquivó los encuentros con Caamaño y eso rebajó el prestigio de él ante ustedes, que eran su tropa dominicana.
MMM. Después del ’70 y de todo eso que cuenta Benigno, después de esos entrenamientos sin sentidos, las deserciones, los conflictos de todo tipo, ya aquello se convirtió en un plan sin perspectivas, que es lo que yo trato de que se entienda, en contra de la misma personalidad de Caamaño, que era un hombre tozudo en el mejor sentido de la palabra, obstinado en su propósito. Recuerdo que decía “si todos se van yo desembarco solo”.
LGR. Todo fracasó realmente cuando Cuba les negó el desembarco en Dominicana en 1970. Ese fue el único momento con posibilidades de permanecer en las montañas y contar con apoyo urbano. Pero Cuba les dijo que no y ustedes lo achacaron al fracaso cubano de la Zafra del 70, la fantasía de los 10 millones de toneladas de azúcar. Yo creo que no, que eso fue una justificación que les dio Cuba o que ustedes se inventaron. Fue en verdad que su proyecto, como los demás que se entrenaban en esa época en Cuba, era necesario frustrarlos porque La Habana había iniciado un acercamiento dependiente a la URSS y uno de los requerimientos era acabar con el “foquismo”, con la lucha armada, los “dos, tres, muchos Viet Nam” que se evaporó con el fracaso del Che.
MMM. Era un problema de intereses, tienes razón en eso, pero creo que Cuba metida en la zafra del 70 no podía desviarse a otras preocupaciones, no estábamos en el orden de prioridades y lo aceptamos así.
LGR. Pero a partir de ese momento nunca más tuvieron apoyo real cubano, sino que entraron en el período de crisis hasta acabar como acabaron. El único momento sólido con perspectivas positivas fue el desembarco en el año 70. ¿No hay resentimiento, no han pensado que Cuba fue la que empujó al fracaso?. Con todo fraccionado, ¿no has pensado que el desembarco de Caamaño pudiera haber sido un suicidio premeditado, una inmolación por fidelidad a sus ideales?
MMM. No podría afirmarlo en ese sentido, aunque de manera metafórica quizás. Mi explicación básica es que esa desilusión, ese fracaso, esa vorágine le quitó las posibilidades a Caamaño de tener una estrategia clara, después del ’70 todo quedó en una nebulosa. La pérdida de comunicación con el país, el ostracismo en que vivíamos le fue quitando las perspectivas políticas, siguió viendo la posibilidad en términos militares, creyó que con la preparación que tenían, podían subsistir. Pero el error fue no entender que el proyecto de Caamaño había fracasado, se había deteriorado allá y no era necesario venir aquí, esperar al desembarco en Playa Caracoles, para entenderlo. Tantos años en Cuba, tratando de convencer a Barba Roja, a Fidel de la viabilidad de su proyecto lo encerró en los horizontes que él manejaba y no vio que el mundo cambiaba, que los cubanos habían cambiado, que nosotros cambiábamos y que este país era otra cosa.
LGR. Hay otros libros testimoniales que cuentan que Caamaño embarcó para Dominicana con la ayuda de Barba Roja y del coronel Tony de la Guardia, pero que Fidel nunca lo aprobó.
MMM. Hay muchas especulaciones en cuanto a eso, pero creo que sin el consentimiento de Fidel no se hacia nada en Cuba, al menos en ese sentido. Y Barba Roja fue parte del plan que nos retuvo y nos enfrió en Cuba.
LGR. ¿Qué propones entrelíneas con tu novela?
MMM. Sugiero decirle adiós a una época pero sin olvidarla, sino conversando sobre ella, convirtiéndola en cultura, sin resentimientos, sin odios ni nostalgias.
LGR. ¿Qué reacción esperas de las personas que compartieron tus mismas experiencias, cuando lean este libro?
MMM. Yo espero que quienes participaron en estas experiencias, las cuenten, que tengan en el libro una motivación para hacerlo, que contrasten su visión con la mía, la de un protagonista que no se propone  tener toda la verdad, ellos tienen lo que a mi se me quedó, y quiero que sepan que he querido contar con toda honestidad, no agregar cosas de las que no estoy convencido o que no las haya vivido o las haya pensado de manera consciente. Aquí está René Fortunato, y sé qué él también puede, como hizo con mi testimonio, hacerlo por los demás.


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Sergio Ramírez. 

“Meterse donde está huyendo la vida, la vida sórdida, la vida oscura”


Lo había visto hacía muchos años, cuando el fervor renaciente de la Revolución Sandinista hacía creer que un despertar latinoamericano era lo que no fue. Entonces Sergio Ramírez vestía distinto, acaso una guayabera de lejana rigidez militar, porque estar con la  Revolución era asumir sus atributos.
Cuando comenzó con sus primeros libros no se los tomé en serio, era acaso el disimulo de un regio revolucionario, esa mala calaña de las izquierdas latinoamericanas, alardeando de escritor en un país donde hasta los analfabetos hacían poemas, según la leyenda de Ernesto Cardenal.
Sus primeras señales fueron con Margarita está linda la mar, al menos las que tomé como definitorias de que detrás del ministro sandinista, renunciado de todo vestigio de sublevación, estaba la sensible visión del escritor, del poeta, porque la novela, que fue premio Alfaguara, era sobre todo eso, una mirada cautivadora de ojos de poeta.
Ahora, de visita a Santo  Domingo para resentar su libro de cuentos Catalina y Catalina, era una persona distinta. Leve y acompasado, hablaba de un pasado que lo dejó en ascuas, temeroso de todas las trampas de la posteridad.
Leí su libro de memorias Adiós muchachos con el entusiasmo cómplice de quien, como yo, habia despertado de aquellos mitos de juventud. Decepcionado de una manera irreconciliable, y eso me simpatizó de este otrora ministo, otrora guerrillero, legendario de pasados, que ahora se me presentaba como un sencillo escritor, sin poses, legítimo, de regreso de esa farsa latinoamericana que una vez escenificamos todos.
Luis G. Ruisánchez: ¿Dónde está la praxis revolucionaria aprendida en esta literatura que ahora asumes?
Sergio Ramírez: Casi todos estos cuentos vienen de una anécdota o de un hecho real. El que le da título al libro me lo contó una señora sacado de su propia tragedia. Otros están tomados de la crónica policíaca en los periódicos, como el que abre el libro, que es la crónica de un pobre hombre que baila por las calles con su familia para ganarse la vida.
LGR: ¿Algo que conociste personalmente?
SR: Yo leí una crónica sobre esta muñeca gigante presa en una estación de policías, de los niños visitando a la muñeca presa y, ahora que salió el libro, incluso han ido a  visitar a la familia al lugar donde viven. Hoy mismo acabo de leer en el periódico Diario Libre un crónica que es de donde yo parto siempre para escribir estos cuentos y que a mi me fascina siempre, porque me fascina el estilo en que estas notas periodísticas están hechas, y que yo busco imitarlas. Esta es la historia de una mujer que se graduó en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, que se casó con un hombre pobre, se fue a vivir a un barrio miserable y al marido lo mató un camión en la carretera, después ella terminó muriéndose con una fruta mala, envenenada, quedaron los hijos huérfanos, ahora hay un reclamo y la noticia llega al periódico porque la Suprema Corte de Justicia considera que concubinato y matrimonio producen el mismo efecto para protege a los hijos, pero a mi no me interesa la sentencia, sino la historia humana y la forma como está escrito, porque está escrito con la precisión que yo busco en estas historias.
LGR: Partes entonces de la realidad misma.
SR: Es un comienzo de prosa literaria y a la vez periodística, porque en el periodismo es donde uno busca la forma de evitar términos que sobran, uno tiene un espacio limitado que el editor no nos va a dejar traspasar, tienes tantas líneas y ya, y esa es la forma que yo me impongo, cuántos bytes yo tengo para abordar esos términos porque si no el lector pierde interés, entonces esa relación entre la nota periodística y lectura literaria es la que yo voy tratando de establecer en este libro.
LGR: Te atreves entonces a fijar el ejercicio periodístico como un trampolín para la buena literatura. Eso es una realidad repetida entre las letras de Latinoamérica. Pero tiene sus detractores. Hay quienes creen que el periodismo mata al escritor.
SR: En este libro hay un cuento que se llama Ya todo está en calma, que trata de la tragedia de Diana de Gales y de otra tragedia familiar de una familia que vive en un barrio de Managua, muy parecida. Pues cuando se iba a publicar ese cuento en el suplemento de verano del periódico El País, en Madrid, yo discutí el tamaña con el director del suplemento y empezamos a negociar, yo estaba hasta irritado porque pensé que le estaba quitando demasiado, pero de pronto me di cuenta de que el cuento había ganado mucho quitándole, porque el arte de escribir está muchas veces en quitar y eso a uno le cuesta mucho reconocerlo. En eso el periodismos nos ayuda mucho, en ganar en precisión y en economía.
LGR¿Eres también uno de los tantos escritores nacidos de las salas de redacciones?
SR: Si te digo que nunca hice periodismo. Es una parte de mi vida que me perdí, debí haber sido gato para tener siete. Me hubiera encantado estar a media noche en una redacción para cubrir noticias en la morgue, en la policía, esa experiencia de meterse en donde está huyendo la vida, la vida sórdida, la vida oscura. Un entrenamiento importante para un escritor, Ahí están las verdaderas historias. Nunca tuve esas oportunidad. He sido columnista, he estado en el periodismo literario, en el académico, pero obviamente no es lo mismo.
LGR¿Cómo nació el escritor en ti, cómo lo descubriste?
SR: Yo entre a la literatura muy adolescente, escribí mi primer cuento a los 17
años cuando llegué a la Universidad de León, allí fundamos una revista
literaria. Todo el mundo quería hacerse poeta en Nicaragua por esa vieja
tradición que nosotros tenemos con la poesía, con Darío, pero yo entendí que
mi vocación estaba por la narrativa y para escribir tienes que convertirte en parte de una necesidad. Empecé a escribir cuentos hasta que me aventuré con novelas, la primera salió en 1970, pero como me estrené como cuentista, siempre vuelvo a ese género, por el vigor que tiene y porque las reglas del oficio de escribir están contenidas en el cuento, no en la novela.
LGR¿Tú primer novela?
SR: Una que se llama El castigo divino, aparecida en el año 1988 y que ganó el Premio Dashiel Hammet de novela negra en Girón, aunque no creo que es propiamente de policías, sino es judicial, de folletín, es muchas novelas a la vez.
LGR: Como asumes la literatura como una profesión seria, ¿no crees que los escritores serios como tú están perdiendo terreno frente a la literatura light?
SR: La verdad es que la literatura light ha existido siempre. Si uno se pone en el lugar de un lector del siglo XIX debe encontrar en las librerías muchos libros populares que hoy nadie recuerda. Siempre se editaron libros light y siempre se editaron libros trascendentes, libros que gustaron muchos y ya nadie recuerda y al contrario, libros ligeros, light y que luego trascendieron, toda esta literatura que hicieron mujeres en el siglo XIX, Emili Bronte, grandes dramones como Cumbres Borrascosas. Sin embargo, se hicieron clásicos porque tocaban nervios muy sensitivos y siguen tocándolos, ahí está su grandeza. Siempre que un libro toque las fibras del ser humano, a mi me parece que puede estar escrito en términos
complejos o sencillo pero eso siempre va a seguir asumiéndose como lectura
propia. Los que me parece que fracasan en la historia, que no se quedan, son los libros que se escriben con propósitos didácticos. Ahora voy a escribir un libro feminista, eso puede ser que se haga con arte y lo que se hace con arte sobrevive, pero normalmente lo que se hace con propósitos didácticos no logran dominar el sentido artístico y de eso creo que hay mucho ahora. No porque la causa no sea trascendente sino porque expresarlo en términos literarios no es tan fácil, aunque es una literatura muy popular ahora.
LGR: A Nicaragua  la envolvió un clima social y  poético muy entrelazado, ErnestoCardenal creó Solentiname pero después se hizo ministro oficialista. Los héroes de la revolución terminaron siendo corruptos del poder. ¿Es que la poesía ya no es identidad de Nicaragua?
SR: En Nicaragua siempre queda el gusto, la pasión por la poesía, la gente sigue expresándose en términos literarios en su vida, pero de aquellos talleres de poesía no queda nada, aquello fue objeto de muchos debates, si se podía hacer poetas en los talleres o no se podía, yo personalmente creo que no es posible, se fabrican lectores y que del gusto por la lectura salga un escritor, pero hacer un escritor como se hace un ingeniero, sin vocación, no creo que sea posible.
LGR¿Es un negocio rentable la literatura?
SR: De El castigo divino, que se hizo un libro muy popular, se vendieron 12 mil ejemplares y, por ejemplo, de Adiós muchachos se titaron más de 12 mil ejemplares, esa cifra en Nicaragua es un para gran betseller.
LGRCon Adiós muchachos, suerte de libro de memorias de todo el mal que existió en la trastienda de la Revolución Sandinista, y del que fuiste unos de los  testigos, sino protagonista, ¿haces una exorcismo?
SR: Yo lo que hice con ese libro fue cerrar un capítulo de mi vida, de mis sentimientos, de mi memoria, es como con los amores perdidos que en un determinado momento uno hace una catarsis y pasa a lo siguiente. Yo siempre voy a recordar esa parte de mi vida con nostalgia, con un gran gusto. Los períodos intensos de la vida tienen de todo. Y vuelvo a usar el símil, como los grandes amores, eso es lo que forma la experiencia humana y en ese sentido es una etapa imborrable de mi vida.
LGR¿Fue la Revolución Sandinista la prueba necesaria para saber que ninguna revolución armada latinoamericana era consecuente con los tiempos, que eran fracasos desde la raíz?
SR: Yo creo que estos movimiento armados que abrían la posibilidad de la toma
del poder a través de las armas y comenzar a construir el socialismo, estaban errados desde el principio, aún sin tener conciencia de ello, me parece que eso perdió viabilidad en las sociedades y en la mente de la gente desde hace mucho, no creo que nadie piense en revoluciones armadas, incluso la  revolución zapastista empezó sin la pretensión de tomar el poder, que eso es ya extraño. La revolución sandinista fue la última revolución armada triunfante en todo el Tercer Mundo, y ahora la izquierda lo que hace es buscar cómo acomodarse en los espacios que antes llamaban democracia burguesa y ahora sólo la llaman  democracia. Así pasa en Nicaragua, en EL Salvador, en Guatemala.
LGR: ¿Y Colombia?
SRLo de Colombia es otras cosa, una situación muy  compleja;  para mi, ya no es lo mismo, ya no es el movimiento guerrillero romántico, ya es otras cosa muy diferente.
LGRSe ha generado una legión de escritores de origen latino que, por vivir en Estados Unidos, entran en el negocio editorial y hacen su obra en inglés, aunque sea sobre temas latinoamericanos. ¿Es el fin del español?
SR: Yo creo que en primer lugar, parte de la literatura en lengua española importante que se va a escribir en los próximos años, se va a hacer en EE.UU., porque hay un fenómeno cultural y social muy importante que es el de las grandes emigraciones. Así como somos capaces de producir un Sammy Sosa en los Estados Unidos, es decir en el big-show, porque jugando en San Pedro de Macorís no sería el mismo que jugando para los Cachorros de Chicago, pues así mismo vamos a tener escritores en el big-show de los Estados Unidos, pero yo aspiro a que sea escribiendo en español, si comienzan a escribir en inglés ya no sería lo mismo, ya es otra cultura, otro idioma aunque venga de las raíces nuestras, pero es una trasplantación cultural, por eso preferiría a Julia Alvarez escribiendo en español, a Rosario Ferrer que siguiera escribiendo en español y no como ha hecho ahora que se ha pasado a escribir en inglés. Habrá quien me diga que la posibilidad bilingüe es más rica, ojalá, yo con escribir en español ya me cuesta mucho, el idioma está lleno de muchos matices, subterfugios, oscuridades, combinaciones y yo siento que sólo puedo escribir en un solo idioma.
LGR¿Eso le restaría autenticidad a Milán Kundera?
SR: Pero sabes lo que pasa con Milán Kundera, para un escritor que viene de la lengua española me resulta imperdonable porque somos parte de un idioma muy vasto que lo hablan millones de personas alrededor del mundo, yo me siento siempre muy feliz de que si voy a la Tierra del Fuego me pueden entender, en San Antonio, Texas, en San Pedro de Macorís, en Santiago, en las Villas, en Pinar del Río me pueden entender, o en Managua , eso es un milagro, pero Kundera viene de una lengua prisionera, encarcelada en un país pequeño y no es raro que para ser entendido se pase a una lengua universal. Nosotros no, el castellano es una lengua agresiva, en expansión. Julio Cortázar y Alejo Carpentier vivieron mucho en París, hablaban el español, hasta el bonarense o el habanero, arrastrando las “erres”. Carpentier, Cortázar, arrastraban las “erres” pero escribían en español. A mi me parece que esos que escribían en francés lo hacían por una especie de snobismo. Carpentier y Cortázar siempre respetaron mucho su idioma.
LGR¿Qué escribes ahora?
SR: Estoy terminando mi nueva novela que se va a llamar Sombras nada más, como la canción de Javier Solís, trata sobre un personaje en la penumbra en el momento en que el Frente Sandinista no ha tomado el poder y Somoza no ha abandonado el país, y se dan tomas de pequeños pueblos por las fuerzas de la revolución luego a entrar la guardia nacional, y en una hacienda de esos pueblos, a orillas del mar, capturan a un personaje del somocismo.
LGR: El somocismo y la revolución; ¿es que no pueden soltar esas nostalgias?
SR: Es la primera vez que entro al tema del sandinismo en una novela, me parece que estoy acercándome a mis límites históricos. Pero en mi país la historia pública es demasiado poderosa como para ignorarla, no se puede escribir al margen de ella. Y hasta en las historia de amor más secretas los balazos están estallando por
las ventanas.
LGRTú, que tuviste larga vida de militante, ¿precisas desde tu literatura un mensaje preconcebido?
SR: El verdadero mensaje es el que el escritor consigna a posteriori, que uno, como lector, lo desprende de libros sin que el escritor se lo haya propuesto. Para usar un lugar común, me gusta leer el Quijote siempre, Chejov, lo abro por donde quiera. Faulkner. Yo aprendí mucho de Hemingway en sus momento, y de sus libros menos conocidos, de Las verdes colinas de Africa,París es una fiesta, más que de Por quien dobla las campañas, que siempre me pareció escrito para ser filmado.
LGRRebelde, ministro, militante de la izquierda sandinistas, ahora Nicaragua se enfrenta a un clima de corrupción administrativa e irregularidades del poder. El mismo Daniel Ortega pretender regresar a la presidencia tras un gobierno desastroso y corrupto. ¿Sergio Ramírez tendría espacio de nuevo en esta historia política nicaragüense?
SR: No me atrae el ejercicio político, la vida pública ya no tiene para mi ningún
objetivo. Cuando pienso que puedo ocupar un puesto público se que eso significaría perder mucho tiempo. Yo perdí ya la mejor época de la vida para escribir, que es entre los 35 y 45 años, y ahora estoy en una carrera contra el reloj.


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Willy Chirino.




A inicios de siglo, Willy Chirino ensayaba en un salón vacío del hotel Lina en la ciudad de Santo Domingo, preparaba su gira por ese pais caribeño donde ya gozaba de gran popularidad.
El periódico en el que trabajaba me mandó a entevistarlo y tuve entonces un encuentro agradale con el salsero cubano, a quien admiraba desde Cuba donde escuhaba en grabaciones clandestna sus discos lanzados en Miami, y con quien despedí el 1995 poniendo a todo volumen su tema “Ya viene llegando”, que se convirtió en un himno al optimismo tras el contagioso entusiasmo con la Perestroika de Europa del Este.
Willy representaba para mi varias cosas, desde el sabor de su música con mucho son cubano, más que en la salsa habitual, hasta su vecindad porque ambos somos originales de la ciudad occidental de Pinar del Río, o su militancia contra la dictadura cubana.
Por eso, cuando los músicos tomaron un descanso, nos sentamos a conversar en el salón de mesas vacías. De aquella conversacion salió una pequeña entrevista para el periódico en el que trabajaba. Y ahora, esta versión “corregida y aumentada” de la que no ha cambiado más que mi creciente admiracion por él.
La desempolvo porque Willy Chirino acaba de presentar un nuevo disco con versiones suyas sobre las canciones de The Beatles. Le puso sabor cubano a Let it be y la combinación ha salido sabrosa.
Este disco me revela otra coincidencia que comparto con Willy Chirino: los cuatro dioses de Leverpool.
Luis G. Ruisánchez: ¿Qué haces en Santo Domingo?
Willy Chirino: Estoy montando una orquesta con músicos dominicanos porque en el verano tengo diez presentaciones que hacer acá, y sabiendo la calidad de músicos que hay aquí y teniendo que ir y venir muchas veces, pues es mejor tener una oquesta aquí y ahora mismo estamos ensayando para ahumentar el repertoio con los músicos. Este fin de semana estaremos en Bávaro dándole los toques finales al montaje.
LGR¿La gira sólo es por las playas del este dominicano?
WCh: Inicialmente estaremos en Bávaro y pensamos aprovechar esta trabajo para presentarnos aquí en la capital y en varios puntos para que se conozca más en el país lo que estamos haciendo actualmente.
LGR¿Hay trabajos tuyos que no han llegado a este país?
WCh: Hay un disco que salió hace un tiempo que se llama Afrodicia, que tuvo muchos éxitos en Estados Unidos, es uno de los disco más exitosos que he tenido en mi carrera, pero aquí no hubo manera de promoción ni distribución por la casa disquera y queremos cambiar eso.
LGRSe que eso pasa bastante, que muchos artistas se ven impedidos de universalzar su trabajo por las políticas promocionales y de distribución de las disqueras. ¿Es tu caso?
WCh: Tiene que ver con los años que estuve en Sony, que no hicieron nada por empujar mi música aquí en el país, y eso es así cuando la disquera promueve tu carrera en ciertas áreas y limita otras, pues eso es lo que sucede.
LGR¿Y cuál es la solución frente a esos gigantes disqueros?
WCh: Bueno, yo he comenzado mi propio sello disquero, que se llama Latinum, y este último disco salió bajo ese sello, pero no te niego que incluso en el inicio nos ha costado trabajo para producir y promover ese disco acá. Creo que a partir de este año todo eso lo vamos a cambiar, hay un trabajo muy optimista y fuerte para meter el sello disquero y seguro que todo esto va a cambiar.
LGR: Pero tiene que haber una lógica, algo que sostenga ese comprtamiento comercial de las disqueras que va en sup ropio detrimento.
WCh: Hay una serie de cosas que a través de los años las casas disqueras se han acostumbrado a hacer, y ahora lo están admitiendo y hasta comprobando con el derrumbe de las ventas el error que han cometido. Ellos han tenido una idea preconcebida sobre la duración y el modo de promover un artistas y yo he visto la carreras de otros anteriores a mi a los que les ha sucedido esto y he tratado de que no pasara conmigo. Según las disqueras hay un margen de años muy corto y las carrera de las leyendas se van acabando, no existirán jamás con esa política. La gente que son eternos dejarán de existir. Yo llevo 30 años desde que salió mi primer disco. Antes de salir de Sony yo llevaba tres años queriendo salir, porque veía lo que se avecinaba. Eso de fabricar un talento que les dure dos o tres años no lo entiendo.
LGR: ¿Y crees que el género también influye? No es lo mismo con la salsa que con el pop.
WCh: Lo que pasa con la salsa es que no es un género con un amplio mercado, son regiones limitada donde gusta y por eso una compañía multinacional no debe sacar muchas figiras de este género porque no hay un mecado que lo resista. Un artista de pop lo pueden vender en todas pasrtes, en Europa, aquí, donde sea, la salsa no tiene esa dimensión para el mercado.
LGR: Tu eres un salsero. Cuando te mencionan te etiquetan así. ¿Lo asumes tú de ese  modo?
WCh: Nunca me he sentido salsero totalmente y ese es otro problemas con las casas disqueras multinacionales, que tienden a encasillarte. Y yo lo he mantenido desde mi primer disco, siempre traté de conservar la idea de hacer de todo porque me parece que es más lo que me reperesenta. Es otras rectificación actual de las disqueras, que ya no encasillan tanto, ponen a un salsero a hacer pop o rock,  de todo. Yo siempre he hecho salsa pero con una buena dosis de pop, esa fusión es lo que me define. Por ejemplo, ahora hacen versiones en distintos géneros de una misma canción y eso yo lo he hecho, pero hoy muchos ya lo hacen, porque hay que abrir ese abanico de apreciaciones de un artista y no enscasillarlo.
LGR¿Y cómo te definirías entonces, sin encasillamientos?
WCh: Yo he hecho muchos merengues, he venido a grabarlo muchas veces acá, he hecho baladas, rock, mi trabajo es como una ensalada. Y lucho con mi cultura cubana, que es lo que soy, un cubano que se fue a vivir a Estados Unidos y me taje a Benny Moré, al Conjunto Casino y a las figuras de esa época, los puse en Miami y los crucé con los Beatles, con los Beach Boys y de ese matrimonio salió mi música. Mi corazón está dividido entre Tito Puente y los Rolling Stone, como dice un tema mio que se llama Yo soy un tipo atípico, antes de ser cantante tocaba batería en una banda de rock, y toqué bajo en un grupo de rock, esa es mi esencia.
LGRTienes nombre latino, tienes canciones en inglés, dime ¿cómo fue que pudiste entrar en un mercado tan anglosajón?
WCh: Cuando yo lo hice fue a destiempo, antes de que funcionara. Fue una época que empezó con Miami Sound Machine. Eso entró con el sello Epic, entró desde Europa y en vez de meterlo directamente en Estados Unidos, se lanzaba primero en Europa, en las discotecas, eso pasó muy bien con Miami Sound Machine. Yo estaba tratando de hacer eso antes pero no funcionó porque había entonce un prejuiciio, si tenías un nombre latino te rechazaban el proyecto. Después vino la apertura con Gloria Estefan, con Julio Iglesias que cambió mucho todo ese concepto con los músicos latinos cantando en inglés.
LGRPero también has fusionado, eso pudo ser un recurso positivo para tu música, ademas que la salsa ya estaba en boga y la música cubana auténtica brillaba por su ausena en los mercados del disco.
WCh: La salsa no tiene fusión, es música cubana, ahora estábamos hablando con los músicos dominicanos aquí, con el trompeta que es un monstruo que tocó 30 años con Tito Puente, un músico universal y estaba hablando de eso, si vas a definir instrumento por instrumento, que es como se toca la sala, eso es música cubana, lo que hace el bongó, lo que hace el piano, lo que hace el bajo, eso es música cubana, eso es guaracha, son montuno. Variaciones junto a una gran campaña con un sonido más finito, pero es música cubana.
LGREres consolareño, de Consolcion del Sur, un pueblo a media hora de Pinar del Río, en el occidente cubano. Con qué va a comenzar tu concierto ese día en que pueda ir a cantar a Consolación.
WCh: En Consolación yo empezaría con una canción de Gardel que se llama Volver.
LGRSé cuánto te duele el dolor de casi medio siglo en Cuba. Lo copartimos, somos cubanos ambos. Por eso penso que el tema cubano es obligado en esta conversacion contigo.
WCh: Llevo muchos años frustrado porque me he dado cuenta de que la realidad de la situacion cubana no la comprenden muchos. He hablado con gente que salió hace poco de allí y me cuentan historias de horror, vivir allí es estar perseguido todo el tiempo, despojado de todo tipo de libertad y derechos que debe tener todo ciudadano que vive en este planeta, los más elementales, y las condenas recientes a cerca de 80 gente con hasta cadenas perpetuas por escribir un artículo, sin ningun tipo de violencia, tres que querían irse a Estados Unidos se apoderaron de una lancha, no hubo ningún tipo de violencia, un golpe, nada, y en tres días los fusilaron, o sea, qué cosa es eso, hasta cuándo la gente no va a espantarse con eso, cómo es posible.
LGRMilitas fervientemente en esta lucha común contra la dictadura en Cuba, y tienes tu figura relevante, pública, y tienes tu voz y, además, tu música.
WCh: Yo utilizo mi musica de vez en cuando para contar esa triste realidad cubana y sé que un artista a veces no es bien mirado por el público cuando se mete en temas políticos, yo se que mi responsabilidad es cantar, hacer bailar, divertirse a las personas, pero no puedo estar ajeno a toda esta realidad. Hace tres días hablé con la esposa de Margarito Broche, un señor que vive en Caibarién, en Cuba, y tiene un grupo de niños y jóvencitos que son hijos de balseros que han muerto en el mar o niños que han salido con sus padres, los han agarrado en medio del mar y los han regresado. A ese hombre le echaron 25 años de cárcel y no ha hecho nada más que el bien, no ha matado a nadie, no ha puesto una bomba, nada.
LGRPero a veces la gente ve pasar los horrores ante si como si asistiera al cine.
WCh: Yo estuve hace unas semanas en Washington y les conté esas cosas a los americanos y me dijeron que cómo es posible, no lo entienden, es que es incomprensible y hay que conocer la realidad terrible de Cuba hoy para asimilar esas barbaries, para entender que sí, que pasan por increible que parezcan por irracionales que sean. Y es una irresponsabiidad permanecer, no ya cómplices, que sería un delito, sino callados.
LGRCuando sacaste Ya viene llegando, aquello fue un himno de esperanza en Cuba, pero no ha llegado aún.
WCh: Nunca he perdido la fe en que las cosa en Cuba se resuelvan. Creo que estamos viviendo un momento histórico, que han sucedido muchas cosas recientemente por esos fusilamientos y esa ola de encarcelamientos y se le han revirado mucha gente que hace unos días eran parte de un núcleo de artista e intelectuales que apoyaban al régimen. Y creo que la sitaución de Cuba se resuelve con presión política, presión de mucha gente, de muchos medios, de todos, como sucedió en Africa del Sur.
LGREstás en dominicana dispuesto a cantar, ¿hay merengue en tu repertorio?
WCh: Le dije a Chocolate que me tajera la tambora, hay un número que se llama Dejate querer que es un merengue. Y lo vamos a toar aquí, pero con to’.



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Eliseo Alberto Diego.

“Yo soy de una escuela insoportable”



La Feria Internacional del Libro de Santo Domingo había invitado, gracia a la  gestión de la editora Alfaguara, al  escritor cubano Eliseo Alberto Diego, quien traía su más reciente libro bajo el brazo, una edición nueva y ampliada, o disminuida, de su novela ”La eternidad por fin comienza un lunes”.
Nos encontramos en la recepción del hotel V Centenario, frente al malecón de la ciudad, el 30 de abril de aquel 2002. El trataba de encender un enorme tabaco, estaba acabado de despertar de una siesta vespertina, de esas que son delirio en La Habana y que él conservaba en México, donde vive hace años.
Yo trabajaba entonces, como editor en un famoso vespertino dominicano. Lichy, como todos llaman Eliseo Alberto, ya era una lectura frecuente mia y nuestra coincidencia generacional, más la figura de su padre, el Gran Eliseo, me lo convertían en un personaje curioso.
Sin embargo, entonces no nos conocíamos personalmente. Yo fui vecino de su padre, el poeta Eliseo Diego, por varios años y solía detenerme a hablar con su hermana Fefé en la escalera del edificio, pero a él no lo conocía. Fue aquí que coincidimos, sobre todo porque su libro de memorias “Informe contra mi mismo”, que le valió el odio oficial de la revolución cubana, fue una experiencia que leí rescatando referencias y experiencias mutuas.
Hoy, final de julio de 2011, su muerte no me sorprende, pero me alarma, estaba enfermo y era un destino presumible. Por eso rescato esta larga entrevista que le hice y de la que salió publicado solo un fragmento, por ese crimen que es el espacio limitado de los periodicos tabloides modernos.
Luis G. Ruisánchez: ¿Por qué  crees que los lunes comienza la eternidad?
Eliseo A. Diego: Es una novela mía que el título sale de un verso de papá, precisamente el que él escogió para su tumba: “La eternidad por fin comienza un lunes, al día siguiente de hoy un hombre con la punta de un cigarro escribe en plena oscuridad aquí he vivido”. Es una novela que yo había publicado hace años en México, una edición muy gorda y que después le hice una edición corregida y disminuida por el autor. Es lo contrario, ya sabes, contra aquello de “corregida y aumentada” por la vanidad de los escritores que no quieren quitarse ni disminuirse en una palabra, pero yo no, yo mismo me quité cuarenta páginas, hombre, sin afectar la novela, es la misma pero un poco más ligerita.
LGR: Parece que tu futuro editorial está ligado a Alfaguara.
EAD: Si, es el cuarto libro que publico con Alfaguara, el primero fue “Informe contra mi mismo”, que es ese libro polémico que publiqué sobre Cuba, después gané el Premio Alfaguara de novela en el 1998 con “Caracol Beach”; en el 2000 publiqué esa novela que es “La Fábula de José”, y ahora “La eternidad....”. Vine a la Feria con el pretexto del libro, pero en sí con todos mis libros. Y me pidieron que diera una charla y yo decidí hablar de papá, voy a leer cosas de papá. Hablar un poco de él porque eso es algo que yo siempre hago, donde quiera que llego lo hago con el familión, por lo menos en el corazón, y sobre todo con papá. A mi siempre, cuando me preguntaban del Premio Alfaguara, que como sabes es un premio muy generoso, son como 200 mil dólares, para un manuscrito es muchísimo, no se si el más importante pero es el más jugoso que ha ganado un escritor en Cuba, y me preguntaban ¿y en qué vas a gastar tu dinero?, yo les decía tres cosas: en jugar a la lotería, en hablar con mis amigos por teléfon, y en promover la obra de papá, y ahí lo voy llevando más o menos, nunca he jugado a la lotería, con mis amigos hablo cada vez menos y a papá siempre encuentro un  huequito para hablar de él.
LGR: Eliseo  Diego, su padre, es uno de los poetas más importantes del siglo XX cubano. Surgido de lo que se ha dado en llamar “Grupo Orígenes”, su poesía fue un regreso al intimismo místico desde que se nuclearon alrededor del escritor Lezama Lima, en La Habana a mediados de la década del ’40, una generación trascendental y llena de poetas, el mismo Lezama, el padre Gáztelo, Cintio Vitier, Fina García Marruz, Gastón Baquero. Sin embargo, diría que fue Eliseo el poeta total de todos ellos. Hace unos días había terminado de leer “Las Palabras pérdidas”, una novela de Jesús Díaz que habla mucho de Eliseo.
EAD: Es la edición de “Las Palabras perdidas” que hizo Anagrama, ese libro es el que prefiero de Jesús y, además, el  homenaje ese que hace a los poetas cubanos. Y está el capítulo sobre papá, yo tuve mucho que ver con eso porque Jesús me  mandó el manuscrito y yo le hablé mucho de la primera casa donde vivimos. La novela sucede como en el año ‘66, ‘67, ‘68, y en ese tiempo papá vivía en Arroyo Naranjo, allá en el pueblo, en la Finca Villa Berta, y Jesús me dijo “es que yo nunca fui, por qué no me haces una descripción de la casa, cómo se llegaba allá, cómo era la casa, se llegaba en la ruta 89 de guaguas, en la ruta 31, te bajabas en la parada de Manantiales, le hice una descripción de todo, eso lo escribí yo, hombre, no como está en la novela, después Jesús le pasó la mano, pero toda la cosa digamos que logística, se la escribí yo, y el pasaje que cuenta Jesús de mi hermana encaramada en los árboles, lo cuenta porque ese día en que le envié lo que yo había escrito de Villa Berta, también le adjunté unas fotos de la casa, y en una de ellas mi hermana estaba encaramada en los árboles. Jesús lo tomó de ahí. Después Fefé escribió un libro muy lindo sobre esa casa, “El Reino del abuelo”. Ese libro de Jesús es un homenaje muy bonito, esos años del nacimiento y primera época del semanario “Caimán Barbudo”, el medio traidor que se coló entre ellos y que aún anda por ahí.
LGR: No sabíamos que esa tarde, mientras conversábamos en el lobby del Hotel V Centenario y la charla, casi casualmente, por propia decisión, se alargaba sobre el escritor cubano radicado en España, Jesús Díaz, a esa misma hora, Jesús agonizaba misteriosamente de un infarto sin previo aviso, solo, en su cuatro de Madrid. Al día siguiente de esta conversación nos telefonearíamos para descubrirnos mutuamente que mientras hablábamos tanto de Jesús, Jesús moría. “Coño, mi hermano, qué cosa esa, eh”, me dijo visiblemente sentido, porque tenía doble admiración por Jesús.
EAD: Ahora estoy leyendo la última novela de Jesús que se llama “Las Cuatro fugas de Manuel”, es sobre un muchacho que pasó un calvario, de estos muchachos que fueron a estudiar a la Unión Soviética, y los cogió la glasnot, la perestroica y después no querían regresar a Cuba y se quedaron colgados en Europa, pedir asilo en Rusia era un poco fuerte, y tuvo que atravesar toda Europa sin un peso en el bolsillo, hasta mendigó en España y Jesús se lo encontró tirado por la calle y le dio hasta una limosna y cuando se la fue a dar, el tipo le dijo “Gracias”. “¿Tú eres cubano?”, le preguntó Jesús al oírle el acento, y ahí empezó una relación entre ellos tan buena que hasta Jesús acabó adoptándolo, esto que te cuento es la vida real, y se sacó la lotería con ese muchacho porque resultó que el muchacho era un genio de la computación y hoy por hoy es representante de la Machintoch para España, Portugal, y él es el que hace Encuentro en la Red. El muchacho se llama Manuel no se qué.
LGR: Tú eres novelista, hablamos de Jesús que es novelista, cosa poco común, ¿no crees que somos países de poetas?
EAD: Hablando con otros novelistas coincidimos en que ha habido un boom de la novela cubana, cosa muy rara porque los cubanos no éramos novelistas, los cubanos con vocación de novelistas se cuentan con los dedos de una mano, Alejo Carpentier, Reynaldo Arenas, Lisandro Otero, para poner uno de la Isla y no digan que nada más hablamos de escritores exiliados, pero es  que los exiliados ya somos mayoría. Luego lo más común es que eran poetas que ocasionalmente escribían una novela, como Lezama que hizo “Paradiso”, Cintio que escribió “De Peña Pobre”. Se nos daba más la poesía y el cuento. Yo tengo una tesis y es sobre el calor, Santo Domingo no dará muchos novelistas porque es por causa del calor, y tiene que ser que te vayas a Nueva York, a Boston, y los cubanos cuando salieron al exilio hicieron novelas porque se fueron a vivir a donde había menos calor, y porque querían contar una ética, la ética de la desilusión, un problema tan grande que  no cabía ni en un poema ni en un cuento, parecería que es el género para contar todo lo que ha sucedido en Cuba.
LGR: Pero la realidad política cubana, el  ataque a esa realidad, se ha convertido en un leiv-motiv de la literatura cubana del exilio, es como si fuera un exorcismo inevitable. Nos quejamos de una literatura militante dentro de Cuba a partir de 1959, había que impregnarla de combatividad revolucionaria de una u otra manera, de crítica al pasado, antimperialista, de manual ideológico, era una premisa que nos impusimos como derivado de la hiperideologización del sistema, ¿por qué se sigue haciendo en el exilio, pero en sentido contrario?
EAD: Cierto, sobre todo escritores como yo o como Zóe Valdés, que vivimos la experiencia de la Revolución, incluso con ilusión, desde la inocencia de la infancia hasta nuestra generación, yo tengo 51 años, tú 50 ¿no?, es muy buena cosecha esa de 50, 51, 52, 53, y es complicado contar ese arco que va desde la inocencia, la ilusión, el candor de la juventud, y después la desilusión y en mi caso particular, el desencanto ideológico. Parecería que el género era la novela. Ahora, yo tuve la referencia de escritores como Jesús, la propia Zóe, como Daína Chaviano que también escribe desde el exilio, muchas de esas novelas exitosas que se han publicado dentro de la crítica están un poco obligadas a hacer un discurso no sólo narrativo, sino ideológico del asunto, porque si usas la palabra CDR necesitas poner dos cuartillas explicando qué es el CDR y de ahí viene la necesidad de echarle fuego al CDR.
LGR: ¿Es ese leiv-motiv también para tu literatura?
EAD: Yo escribí el Informe contra mi mismo, en donde pongo todo lo que yo pensaba desde el punto de vista político, eso es lo que yo pienso, estarás de acuerdo o no, pero así yo pienso, y desde entonces los demás libros me salen un poco menos contaminados por la política, porque lo político ya está todo en ese libro, los demás me salen sin la amargura del discurso político. En Caracol Beach yo pongo a un cubano que se quiere suicidar y para hacerlo pone un disco de la canción “Yolanda” cantada por Pablito Milanés y Silvio Rodríguez, y al final no se suicida, si pone otra canción, quizás se hubiera suicidado, pero tu pones “Yolanda” y lo que haces es que empiezas a cantarla y esperas que se acabé. Eso pasa en la novela “La Fábula...”, es un muchacho que se va de Cuba siendo muy niño, como balsero, su padre estuvo en el ataque al Cuartel Moncada en 1953 pero como atacado, no como atacante, su mamá aparece en la película “La Muerte de un burócrata”, ella muere siendo él muy niño y la única imagen que él tiene de su madre es en la que aparece dos o tres segundo en una escena de un guerra de pasteles a la entrada del cementerio Colón en La Habana, en la película de Titón, y su mamá es un extra a la que le cae un pastel en la cabeza y que aparece en esa escena de la película. “La Fábula...” es un poco el caso de Cuba, es un cubano que meten en la jaula de un zoológico y la gente empieza a verlo, “que bien que esté ahí, así vemos cómo son los cubanos”, y el día que él decide escaparse de la jaula todo el mundo dice que se ha escapado el animal más peligroso, que hay un hombre en libertad, es un poco lo que pasa con Cuba, con mucha gente de izquierda a la que se le fue la vida en una militancia política digamos que justa, esos obreros que toda la vida creyeron en un proyecto socialista porque era más justo, que son buenas personas porque defienden causas buenas, lo que no sirvió fue el sistema, el diseño de implementar eso. Tú no puedes estar en contra de eso, el socialismo lo hizo pésimo, el modelo de Stalin. Y mucha gente dice “que bueno es lo de Cuba, que resista, que el período especial está bien, porque los cubanos son un símbolo”, pero los cubanos no tenemos por qué ser símbolos de nadie ni de nada, somos un pueblo que merece una vida más orgánica. Y está esa frase fatal de “primero desaparecer del mapa que renunciar a nuestros ideales”, eso que han dicho tantas veces, y yo siempre digo “no”, por qué hundirse, qué culpa tiene mi hija que tiene cuatro años, en última instancia nos equivocamos nosotros, o se equivocaron quienes se equivocaron, mi hija tiene derecho a hacer su propia revolución cuando le toque. Y yo intento con “Caracol Beca”, que es un lugar inexistente, inventado, junto con “La Fábula...”, hacer las novelas del exilio.
LGR: ¿Por qué habiendo tantos pueblos reales y fantásticos, sigue ese afán de inventarlos, desde Faulkner para acá?
EAD: Todos los pueblos inexistentes creados por la literatura latinoamericana, como Macondo, son pueblos de fundación, ahí nació tu abuelo, ahí nació tu papá, ahí naciste tú, tus hijos, tus nietos, ahí están enterrados todos, la gente funda ese lugar. Mis pueblo son mucho más post-moderno, ninguno es de allí, hay un húngaro, un ucraniano, un cubano, un salvadoreño, un venezolano, un español, un haitiano blanco, nadie es de allí, allí nadie sabe qué bandera se iza, por eso yo digo que en estas ciudades post-modernas, como Miami, como muchas que ahora existen, la patria acaba siendo un plato de comida, tu sabes que tus vecinos son uruguayos porque hacen churrasco, y los cubanos hacen yuca con mojo, y los mexicanos hacen quesadilla con chile, y entonces en el edificio se mezclan olores muy raros, y es un arroz con mango, son lugares a los que la gente llega de paso, a estar un tiempo, pero te vas empantanando, como sucede siempre, te vas quedando y son esos pueblos donde tiene una casa Julio Iglesias, y al lado vive Gloria Estefan, son lugares así.
LGR: Es la ascendencia del boom latinoamericano, es un estigma incurable por mucho tiempo, seguimos detrás de Macondos y de Horacios Oliveiras y de todo eso.
EAD: Sabes qué pasa, que esas novelas del boom que son para todos muy entrañables, las leímos en juventud, cuando teníamos 16, 18 años, y esas novelas se escribieron para nosotros, fuimos los lectores ideales para esas novelas, son novelas que yo creo bíblicas, muy ambiciosas, como “El Siglo de las Luces” de Alejo, “La Ciudad y los perros” de Vargas Llosa, “Rayuela” de Cortázar, “Terra Nostra” de Fuentes, “El Gran sertón Veredas” de Gimaraes Rosa, son novelas bíblicas, que cuentan, como la Biblia, el nacimiento, auge, esplendor, decadencia y fin de un mundo, son novelas de un aliento muy grande y también de autores muy cultos. Pero la novela se fue evangelizando con el tiempo, ya no es “La Biblia”, sino “El Nuevo Testamento” y los evangelios. Ya no es la novela de Buenos Aires sino de un hombre que vive en Buenos Aires, es el episodio de ese hombre y su mujer, su familia, las traiciones, como pasa en “Las Palabras perdidas” de Jesús, que es un grupo de amigos que decide fundar una revista, ya no es  la novela del boom, como “Las Iniciales de la Tierra” del mismo Jesús, esa novela es la tradición bíblica, cuarenta años de la vida de un hombre que es revolucionario y pasa por todo, la crisis de los cohetes, la muerte del Che, la zafra de los 10 millones, pasa por todos los episodios éticos. Pero el mismo Jesús hace después novelas evangelistas. Es también el caso mío, pero hay una herencia fuerte del realismo mágico en mucha literatura actual, incluso en la mía.
LGR: Entonces tú te inscribes en el realismo mágico, ¿es que sigue la mágica de Gabo incidiendo en la literatura  latinoamericana, no hay corrientes determinadas en acabar con esa visión?
EAD: Yo creo que mi literatura está más cerca de la literatura infantil, por mi padre que era un verdadero especialista en la literatura para niños, ahí sucedían cosas que a nadie asombraba, un príncipe convertido en sapo y cuando una muchacha le besaba el hocico volvía a ser un príncipe, pasaban cosas insólitas de las que nadie se asombraba, se asumían como verdades por el niño. Mi literatura está más cerca de esa literatura. Porque en el realismo mágico está Gabo, y después hay muchos seguidores muy malos, los hay que lo siguen con mucho éxito de mercado, como Isabel Allende, hacen cosas que son como clonaciones, pero que degeneran el género, ya no es la cosa hermosa. En el Gabo el personaje levita, y él dice que gravitó porque se había tomado un chocolate caliente con 40 grados a la sombra y eso te pone en órbita, si le das un refresco Fanta bien frío, no sube, se queda ahí. Hay un juego con la realidad total. Pero ahora la literatura es episódica, y ahora tiene la información, el lenguaje del cine, los celulares, la internet, eso hace la literatura más referencial. Si tu citas a Sting no tienes que explicar quién es, la información está globalizada, pasó el post-modernismo contra todo, símbolos patrios, fronteras, todo. Hay una literatura muy joven en la que nada vale mucho más que su propio consumo, hasta sentimiento grandes como el amor no pasan de ser sentimiento utilitarios, y es el derecho de los jóvenes ser así, irreverentes.
LGR: ¿Y dentro de Cuba, cuáles son las referencias que maneja ahora la literatura cubana?
EAD: En Cuba está la literatura del exilio y la literatura de la isla donde hay dos o tres escuelas porque están los escritores más oficialistas, porque creen de hecho en la revolución todavía y tienen el derecho de escribir lo que ellos creen. Otras es una especie de exilio interior que hace una literatura un poco más metafórica, como Abilio Estévez, por ejemplo, con su novela “Tuyo es el reino”, en la que inventa un lugar que se llama La Isla, donde hay unos seres raros que quieren escapar y no pueden, quedan atrapados por un pariente malo que hace cuarenta años que dirige La Isla. Y habría una tercera escuela como la Pedro Juan Gutiérrez, que de pronto se cortó el pelo y se arrebató y ahora es un escritor erótico en un mundo muy imaginario, con mucho éxito sobre todo en España, pero en Cuba no existe, no lo quieren ni los oficiales ni los no oficiales, es un bicho raro.
LGR: Creo que el estigma imperante para la literatura  cubana ha pasado de ser el control oficialista a de las posibilidades de llegar al mercado editorial, que es quien rige realmente los éxitos literarios de hoy.
EAD: Es que ahora lo que rige no es otra cosa que el mercado, si vendes o no. Si no vendes 200 mil ejemplares eres un imbécil, cosa que es una estupidez. Cuando mi padre publicó “En la Calzada de Jesús del Monte”, la primera edición, que fue la única hasta el año 1960, eran trescientos ejemplares en una edición que papá se pagó del bolsillo, y con 300 ejemplares dejó un a huella en la literatura cubana y latinoamericana que muy pocos libros han dejado. Yo quise publicar, con una editorial importante española, una novela que pienso que es una de las más importantes del exilio cubano, la escribió un muchacho que se llamó Guillermo Rosales, nadie lo conoce, amigo de Reynaldo, yo lo conozco porque estuvo casado con Silvita Rodríguez, la mujer de Sergio Vitier, mi primo, la hija de Cuca Rivero, muy jóvenes ellos se casaron y tuvieron un matrimonio muy corto. El era un mucho que nunca estuvo con la revolución, era gusano precoz, y su familia era muy comunista, los Rosales, y decidieron que la única explicación de que fuera gusano era que estaba loco, y lo metieron en un manicomio. De ahí se fue para Miami cuando el Mariel y al llegar a Miami la familia dijo que efectivamente estaba loco, y en Miami lo metieron en una cosa que se llama Borden Home, y así se llama su novela, “Borden Home”, son sus experiencias en ese lugar. Guillermo escribió esa novela breve y terminándola de escribir, se suicidó. Los amigos hicieron una edición muy pequeña y yo tengo un ejemplar. Cuando tuve el éxito que alcanzó mi novela le propuse a un editor español “Borden Home” y me dijo: “Mira Eliseo, un escritor desconocido y, por si fuese poco, muerto tiene poco futuro”, y yo le dije que tenía toda la razón del mundo, porque futuro no tiene ninguno, y él me explicó que no puede mercadearse porque no pueden invitarlo a la Feria del  Libro, entrevistarlo en el Herald, llevarlo a dar una conferencia, a presentar su libro. Por eso muchos escritores están pendientes del mercado, si vendes miles de ejemplares eres un rey. Zóe, cada seis meses publica, y así caes en unas exigencias que no se pueden mantener a no ser en detrimento de la calidad, y ya ves que los últimos libros de Zóe no venden como los primeros, porque es una maquinaria implacable. Pero el boom es el boom porque fue un grupo de escritores que estaban escribiendo en su casita, coincidieron en una ciudad que se llama Barcelona, con un editor que se llama Carlos Barral que publicó a todos, con una figura que ya es imprescindible y determinante pero que nació en aquel momento, que es el agente literario, representado en la figura de Carmen Marcel, que fue la agente literaria de todos ellos, y un cuerpo crítico fenomenal que fíjate que a los 15 días de salir “Cien años de soledad” ya había un volumen enorme que se llamaba “El Boom”, que arropó toda esa literatura. Y sucedió en el país más retrogrado del mundo en ese  momento, que fue la España franquista, y que, inteligentemente, dijeron “vamos a callar a estos escritores españoles que andan escribiendo aquí cosa políticas, prefiero al loco ese que inventó un pueblo llamado Macondo, ese mismo, tráelo para acá”. También en esa época cuando salía un buen libro todo el mundo lo leía, pero los libreros en España me dicen ahora que llegan al mercado treinta libros diariamente, si “La Fábula...” permanecía 15 días en novedades ya era un éxito, porque en 30 libros diarios llega de todo, desde “La Fábula...” hasta “Aprenda a tocar guitarra en un mes” o “Mírese al espejo frente a frente y sea un hombre exitoso”, esos libros que la gente lee a chorros y siguen sin éxito, aplastados por el mundo.
LGR: Fuiste guionista de cine, tu hermano ha dirigido cine, ¿tiene el cine incidencia en tu literatura?
EAD: Yo le debo mucho al lenguaje del cine, muchos de mis libros fueron en un inicio proyectos para cine. Yo leí también mucha poesía, y la escribí, pero yo me llamo como mi padre, yo soy Eliseo Diego también, y cómo iba a escribir, ¿poniéndole Eliseo Diego II?, es como ser Pablo Neruda Junior, entonces me dije que tenía que buscar un género en el que papá no hubiera escrito nada, papá nunca ha escrito una novela. Pero papá es uno de los habaneros más queridos del siglo XX cubano, tú lo sabes porque era tu vecino. La muerte de papá, que fue un dolor muy grande para todos, y es una constante en nosotros, pero entendiéndolo bien, a mi me liberó como escritor, porque papá era como referente, después hice todo en su nombre y siempre hay una cita de él en mis libros. Pero muchos cuentos los hice para cine, para Juan Carlos Tabío que también es vecino tuyo, para Titón, fueron argumentos que luego retomé para las novelas. Después supe, hace poco realmente, que hay una novela que papá escribió hace muchos años, casi de juventud, no está finalizada y he querido terminarla y publicarla, es un argumento muy ingenioso porque es un hombre que se acuesta y empieza a soñar, pero se muere dormido mientras soñaba y ese sueño se queda flotando, no puede regresar al muerto, y entonces se mete en el sueño de su hermano, que dormía a su lado, y ahí sigue hasta que el hermano muere y el sueño sigue pasando a las demás gente de la familia, y descubre secretos tremendos metido en el sueño de la madre, es una cosa muy interesante.
LGR: ¿Cuáles consideras tus claves para escribir?
EAD: Yo soy de una escuela insoportable, todo lo que escribo se lo leo a los amigos, los amigos me llaman por teléfono para pasar por casa un rato y me preguntan si ya terminé otro capítulo, si no lo he terminado entonces me dicen que pasan otro día para oír el capítulo nuevo cuando lo haya terminado. Todos lo que me dicen lo cambio y pongo lo que me dicen. Como tengo amigos tan buenos, cuando una novela mía sale al mercado ya fue leída por cincuenta gente antes y lo que ellos me corrigen es mejor que lo que yo había hecho. Así pasó con “Informe...”, cada capítulo incluye una carta de un amigo diciéndome cosas del libro, él mismo tiene su propia crítica, quizás por eso la crítica oficial de Cuba no ha dicho nada del libro porque en “Informe...” ya yo mismo me digo todo, me digo cobarde, delator, pendejo, aburrido, cursi, me digo tantas cosas que ya, coño, si acabé conmigo mismo qué me van a  decir. Ahora estoy escribiendo una novela que transcurre en La Habana, es la primera que escribo con la Habana como escenario, yo escribo en el tiempo que transcurre, si es el 2000 la novela transcurre en el 2000, claro, eso yo lo hago por vagancia, para no ponerme a buscar en archivos, que si la época, esas cosas. Y esta ocurre en el año 2002, es la amistad entre dos cubanos ya viejos que nunca fueron convocados para nada, no estuvieron  en Girón, en la lucha contrabandidos, anti-personajes Jesús Díaz, uno era extra de la televisión y se pasó la vida muriéndose en el programa San Nicolás del Peladero, lo mataron en todas las Aventuras de la televisión, y el otro era linotipista, y los dos se encuentran en la cola del periódico y deciden que cada uno es el amigo que el otro estuvo buscando toda la vida, y empiezan a contarse sus vidas, unas vidas intrascendentales, incluso uno de ellos siempre está en la cola del periódico porque los necesita para hacerse unos culeros, como pampers, porque tiene incontinencia urinaria, y un día mientras se hace su culero ve que el periódico dice Aniversario 41 de la Revolución, y él se dice: “Coño, 41 años, la mitad de mi vida”. Y eso es lo que dice la novela, la edad máxima en una revolución es la edad del líder, los que lo sobrepasan en edad no son parte de ellas.


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Mario Vargas Llosa. 

“Creo que si lo hice sobre Trujillo, me atrevo sobre Fidel Castro”




Fue un anochecer de 2002, trabajaba entonces de editor en un diario nacional cuando se me presentó la entrevista con Vargas Llosa, a propósito de una visita que hacía al país a recibir un premio local, acodado en el éxito y la polémica que vivió República Dominicana tras la publicación de su novela “La Fiesta del chivo”.
Lo había conocido de modo muy casual, esas presentaciones que se olvidan al instante, en un viaje suyo hace más de 30 años, a La Habana. Yo era muy joven, él también, pero era ya el autor de “La Ciudad y los perros”, de “La Casa verde” y de “Los Cachorros”, y yo apenas un aprendiz de periodista anónimo. Al inicio de esta conversación, le recordé nuestro encuentro del que sólo me acordaba yo, y que él ha seguido olvidando totalmente, como es natural.
He sido su fiel lector, desde el inicio hasta su más reciente publicación. Ahora espero la próxima, que está anunciada para noviembre. No tengo que leerla para saber, de antemano, que me va a dejar meses anonadado.
Con la noticia hoy del premio Nobel adjudicado Mario Vargas Llosa, he sacado esta vieja entrevista que apareció en las paginitas del tabloide diario, podada, a medias, apenas como un asomo de la lujosa conversación que me concedió.
Con la posesión de un blog, en el que hago a mi antojo desastres y placeres, la publico, por vez primera, en su totalidad.
Luis G. Ruisánchez: Mario, ante todo permíteme disipar una duda. Yo disfruto mucho su novela La tía Julia y el Escribidor, y siempre he tenido la sensación de que en ella hay parte de un personaje que en Cuba es un hito, y que es Félix B. Caignet, un precursor de la novela radial, autor de aquel culebrón famoso en la radio cubana que fue El derecho de nacer, y además un tipo culto, compositor de temas antológico del cancionero de Cuba como Frutas del Caney, todo un personaje.
Vargas Llosa: Yo era un joven periodista en Lima cuando se dio en la radio El derecho de nacer y en Lima se decía que una persona caminando por la calle podía seguir perfectamente todos los capítulos, porque en todas las casas, infaliblemente, se ponía El derecho de nacer.
La tía Julia nació en una época en el que las radio novelas tenían en toda América Latina una audiencia gigantesca. El género me fascinó. Es un fenómeno que no ha desaparecido, lo que pasa es que la radio novela se ha convertido en las telenovelas de nuestros días, que tienen también una influencia gigantesca. Y ahora no sólo en AL, sino en todo el mundo, las brasileñas, colombianas, mexicanas se siguen en Europa con la misma popularidad que en AL. O sea, que ese tema está vigente, es el tema de la cultura popular o sub-cultura popular.
LGR: ¿El boom pasó a la historia? Porque hay como una contracultura en la literatura latinoamericana actual, ya sé lo de las reacciones generacionales y todo eso, pero cómo ve usted su generación desde hoy, no su figura, que es la que más ha permanecido actualizada, vigente, influyendo, sino su generación que fue, en realidad, un boom.
VLl: El boom representó, entre otras cosas, una novedad que en muchos lugares se ignoraba por completo. Gracias a los escritores que se llamaron los “escritores del boom”, se descubrió que había en América Latina una literatura rica, novedosa, no sólo en poesía, también en novelas, en cuentos, yo creo que ese aspecto de novedad ya se ha perdido. Hoy día ya se sabe que América Latina puede producir tan buena literatura al igual que USA, Europa u otras culturas.
Hay algunas voces pesimistas que dicen que la literatura latinoamericana atraviesa un periodo recesivo, pero a mí esa crítica me parece bastante injusta. Yo creo que hay una literatura joven, nueva y quizás más importante todavía, es que hay muchos más lectores que en el pasado, a pesar de la crisis económica grave que atraviesa nuestro continente, la verdad es que se sigue publicando mucho, van saliendo constantemente escritores en los últimos años. Ese es un fenómeno interesante, la abundancia de escritores desde México a Chile, la verdad es que han salido una serie de narradoras que han conquistado un público muy grande.
De tal manera, a mi no me parece que haya ese receso en la literatura latinoamericana. A veces hay una falta de perspectiva para juzgar lo que se está produciendo. Se necesita una cierta distancia. Como una actividad constante, continua que tiene un público, que genera un movimiento editorial en torno, yo creo que se puede hablar de la literatura hispanoamericana como un fenómeno muy vivo, no hay para que sentirse desmoralizado, de ninguna manera, por lo que está ocurriendo en ese campo alrededor nuestro.
LGR: La magia de su generación, ¿sigue identificando a Latinoamérica? ¿Tiene aún Latinoamérica esa exclusividad seductora en su realidad, o es todo ya menos literario?
VLl: Yo creo que la literatura latinoamericana tiene mucha vitalidad, una vitalidad que refleja un poco esa realidad en constante efervescencia que es la de América Latina, a veces para bien y a veces para mal, pero es una realidad que no se está quieta, que carece de estabilidad.
Por otra parte hay una tradición muy fuerte que podemos llamar fantasista o visionaria, una cierta duda para diferenciar lo que es la realidad de lo que es la fantasía. Esa propensión está detrás de lo que es el realismo mágico, esa vena de literatura fantástica que es una de las ramas más ricas, pintorescas de la literatura hispanoamericana. Yo creo que quizás es eso lo que ha llamado más la atención en ciertos autores fuera del ámbito hispanoamericano. García Márquez, Carpentier son escritores que provocaron una gran sorpresa por la importancia de la fantasía en los mundos que ellos creaban, una fantasía que se confunde muchas veces con el mundo histórico, realista, objetivo.
Claro, es injusto pensar que América Latina es sólo eso, una meca fantástica, realista mágica. Hay otras corrientes que son importantes, pero en ese aspecto el elemento visionario, fantástico, legendario, mítico, es quizás lo que resultó más llamativo para públicos donde hay una tradición mucho más realista, como el caso de España.
LGR: Usted vive en España, se mueve mucho en Europa y EEUU, pero es evidente que sus raíces son latinoamericanas, incluso tratando temas europeos, siempre Latinoamérica está presente. ¿Hay fuerza global en la literatura latinoamericana actual?
VLl: Ahora hay una reacción interesante de la generación más joven. No sé si llegó a República Dominicana una selección de textos que se llama “Mak'ondo”, que es una especie de manifiesto contra el realismo mágico y en defensa de una literatura más realista, de escritores jóvenes que dicen que no quieren saber nada con esa literatura de fantasía, nosotros queremos escribir una literatura totalmente sumergida en la realidad de todos los días, en las frustraciones, miserias, en los anhelos y aspiraciones de la gente común, es una especie de parricidio simbólico de los temas principales de la literatura hispanoamericana de las generaciones anteriores.
Eso es un fenómeno bastante normal, cada generación, para afirmarse, necesita mitigar simbólicamente a las generaciones anteriores y el parricidio de los jóvenes de Mak’ondo es contra el realismo mágico y contra la literatura fantástica.
LGR: Volviendo a temas políticos, regionales, este continente nuestro aventura una realidad pasmosa. Los gobiernos nunca son lo correcto que deben ser y siempre está el fantasma del militarismo, del tiranuelo ¿No es parte, esa frustración, del fin de la maravilla y de lo mágico?
VLl: Yo no soy tan pesimista. Aunque es verdad que Latinoamérica tiene enormes problemas, creo que también es cierto que ha habido progresos muy considerables, sobre todo en el campo político. Si comparas la América Latina de hoy día con la de hace 20 o 30 años, hay un hecho que resalta y es que hoy día tenemos muchísimas menos dictaduras que en el pasado. Y esa es una realidad que nadie puede negar, las dictaduras se han reducido drásticamente, tenemos gobiernos civiles nacidos de elecciones más o menos limpias, totalmente limpias no son, hay países donde no hay una tradición democrática muy arraigada, pero quizás todavía más importante que eso es que hoy día en América Latina hay unos consensos muy grandes a favor del sistema democrático, en contra de las dictaduras militares, pero también en contra de las revoluciones, de las acciones armadas, que en el pasado muchas veces sirvieron de pretexto para justificar esas dictaduras militares que han causado los estragos que sabemos.
Eso es un hecho muy positivo y la verdad es que, a pesar de las crisis económicas tremendas y a pesar del hecho de que la democracia no esté dando los resultados que se esperaban de ellas, que las democracias hayan sido incapaces de traer un desarrollo económico, un crecimiento considerable, no hay un retorno a la tradición autoritaria y las democracias están resistiendo la adversidad.
Si piensas en Argentina, nunca en su historia ha tenido una crisis tan atroz como la de ahora. Eso, en el pasado, hubiera traído un golpe militar, una dictadura militar y hoy en día no ha ocurrido y eso dentro de la catástrofe es bastante positivo. Creo que ese es un aspecto que hay que tener en cuenta para no caer en el pesimismo.
Ahora, la verdad es que las democracias no están funcionando, eso es cierto y el aspecto más dramático de ese fracaso es la corrupción, que está causando verdaderos estragos. Buena parte de la razón de esta crisis atroz en Argentina es la corrupción, la manera tan absolutamente escandalosa en cómo los tráficos, los negociados han ido desnaturalizando las reformas y eso que ha ocurrido en Argentina, en escala menor ha ocurrido y está ocurriendo en la mayor parte de los países latinoamericanos, y creo que ese es el peligro mayor que tenemos por delante. Lo que puede traer a las democracias latinoamericanas al desplome es esa corrupción, que no sólo frustra las reformas sino que desmoraliza tremendamente a una sociedad.
LGR: Pero el caso venezolano es aún peor que el argentino, son ambos, partes de una misma tendencia que ha ganado espacios.
VLl: Lo que ha ocurrido en Venezuela es un síntoma alarmante, porque creo que ese entusiasmo de un sector muy amplio de la sociedad venezolana con un demagogo, como es el comandante Chávez, un demagogo que está llevando a Venezuela a la ruina, sólo se explica por esa desilusión con esos gobiernos democráticos, que eran gobiernos democráticos pero espantosamente corruptos, que en lugar de responder a las expectativas sirvieron para que toda una dirigencia se llenara los bolsillos de una manera escandalosa y eso ha traído un descrédito de los partidos políticos, de las instituciones democráticas, abrir las puertas a un demagogo con clara vocación autoritaria.
Creo que en Venezuela hay felizmente una reacción y que ese camino a la dictadura de alguna manera se ha frenado, esperemos que sea así. Ojalá este ejemplo sirviera para que en el resto del continente haya una mediación muy resuelta para atajar la corrupción, porque la corrupción puede destruir efectivamente ese proceso de democratización.
Ese proceso no ha muerto, está vivo, hay regiones enteras que por primera vez en la historia tienen gobiernos democráticos cerca de Centroamérica, por ejemplo. Centroamérica, por primera vez en sus historia, tiene gobiernos civiles nacidos de elecciones, los antiguos adversarios hoy día están coexistiendo en los parlamentos, en la política y eso sí es un progreso muy considerable.
De tal manera que, sin caer en la ingenuidad, creo que hay que admitir que algunos progresos se han dado, que de hecho no hay un regreso al autoritarismo, que es lo peor que podría pasarnos y sí una necesidad de mejorar, perfeccionar unas instituciones democráticas que evidentemente no están funcionando y que están siendo socavados por el fenómeno de la corrupción.
LGR: Parece que, definitivamente, prefirió la literatura a las aspiraciones políticas.
VLl: Mi participación en política fue algo transitorio, determinado por unas circunstancias muy especiales que vivía el Perú, pero siempre dije que yo no estaba renunciando de ninguna manera a mi vocación literaria por la política. Era un desplazamiento momentáneo, transitorio y eso es lo que ocurrió luego de la campaña electoral, he vuelto a mi verdadera vocación que es la literatura, lo cual no quiere decir que no participe en la vida política, sí participo, para eso escribo artículos, es la razón por la que he seguido siempre haciendo periodismo, es una manera de opinar e intervenir en el debata cívico, algo que debe hacer todo ciudadano, también los escritores y eso es lo que hago yo a través del periodismo. Pero desde luego, volver a participar en procesos políticos, aspirar a cargos políticos eso desde luego que no.
LGR: Hay un motivo recurrente en sus novelas, aunque no son historia, testimonios, sí están enmarcadas en realidades históricas y suelen permitir la participación, como personajes, de personas reales, personajes sacados de la verdad histórica. De las figuras políticas latinoamericanas las ha habido connotadas como Trujillo, un poco menos conocidas como Mayta. ¿Trabajaría sobre un personaje como el doctor Balaguer?
VLl: Creo que el doctor Balaguer puede ser una materia muy rica para escribir una novela, pero no tengo el proyecto de escribir sobre una novela sobre eso.
Yo estoy trabajando desde hace dos años en una novela que ocurre muy lejos de República Dominicana y de nuestro tiempo. Es una novela sobre Flora Tristán y Paul Gauguin, dos personajes del siglo XIX. Ella, una agitadora social, una gran defensora de los derechos de la mujer, una de las primeras feministas, podríamos decir. Y Paul Gauguin, uno de los grandes pintores del post-impresionismo, que inaugura en cierta forma la pintura moderna. O sea, usé dos temas que están realmente muy alejados de la vida del doctor Balaguer.
LGR¿Y Fidel Castro?
VLl: Yo creo que si lo hice sobre Trujillo, me atrevo sobre Fidel Castro. Pero lo que he dicho hasta el cansancio es que estoy contra las dictaduras y hace ya muchos años que hay una constante, una coherencia en mi posición política que es combatir todas las dictaduras sin excepción, de derechas como la de Pinochet, o de izquierdas como la de Fidel Castro. Lo que le deseo a Cuba es que se restablezca por fin la democracia, que lo que es la dictadura más larga que ha tenido América Latina, 43 años, ya cese de una vez y que los cubanos puedan gozar de libertad de expresión, de derechos humanos, de una justicia independiente, de fronteras abiertas para los cubanos que quieran emigrar o salir y ojalá que ese proceso sea pronto y sea pacífico. Parece que los cubanos han sufrido ya bastante con esta dictadura.
LGR: Hay una pregunta que es esa suerte de cliché sobre los consejos a quienes empiezan a escribir.
VLl: Aunque no es muy elegante voy a hacer propaganda de un libro mío, “Cartas a un joven novelista”, en el que un joven le pregunta a un viejo novelista de dónde saca sus temas, cómo trabaja.
Yo digo que cada escritor es un mundo aparte, independiente, con sus propios métodos con sus propios temas, manías. Pero sí hay ciertas constantes, ciertos denominadores comunes que se pueden aprender de la experiencia ajena. Yo creo que lo más importante para un joven que descubre que tiene una vocación literaria es tratar de ser lo más auténtico posible, tratar de seguir sus impulsos íntimos, sus motivaciones íntimas, escribir sobre aquello que realmente lo estimula y hacerlo con el máximo rigor de que es capaz, es decir, trabajando mucho, no creyendo en la inspiración sino en el trabajo. Esa frase famosa de Bernal Shaw, “el genio es el 10% de inspiración y 90% de transpiración” es algo que yo creo mucho, porque el talento se construye a base de disciplina, perseverancia y esfuerzo y además de un sentido autocrítico, no hay que sentirse nunca uno satisfecho con lo que uno hace, y hay que estar siempre convencido de que lo puede hacer mejor.
Creo que es lo que está detrás de los escritores que nosotros hemos convertido en las cumbres del género. Más no se puede decir, porque creo que cada escritor tiene su propio mundo, intimidad, la materia con la cual crea sus obras y esa intimidad no se puede exportar, hay que encontrarla, la propia persona, analizándola y, sobre todo, seguir los propios impulsos.
LGR: Una curiosidad que creo que le interesaría a todos, ¿cuál es su rutina de trabajo, cómo es un día en su vida?
VLl: Trabajo, cuando no viajo, y viajo demasiado, tengo una vida que es muy disciplinada. Trabajo en las mañanas y en las tardes en bibliotecas, a mi me gusta mucho trabajar en bibliotecas no sólo porque no hay teléfonos y puedo trabajar tranquilo sino porque estar rodeado de libros me resulta muy estimulante. En las bibliotecas he escrito buena parte de mis libros, porque allí, además, puedo hacer muchas consultas y me sirve de distracción no estar encerrado permanentemente en un solo lugar. Y trabajo los siete días de la semana y los 30 días del mes. Para mí escribir no es un trabajo, aunque me exija disciplina, esfuerzo, hacer algo que me gusta yo no lo siento como una obligación, sino algo que está mucho más cerca, una pasión, una especie de entretenimiento superior, así que puedo trabajar muchas horas y eso ha condicionado enteramente mi vida, de tal manera que mi vida es mi trabajo. Eso que decía Flaubert “escribir es una manera de vivir” es algo que yo lo he comprobado.
Para mí, escribir es una manera de vivir y no cambiaría esa manera por ninguna otra. Algo que supongo que puede decir toda persona que tiene la fortuna, el privilegio de poder dedicarse a hacer lo que le gusta.