Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



viernes, abril 10, 2009

Black Caucus: vivir para ver.

El Black Caucus del Congreso estadounidense hizo su jugada con visos de ingenuidad, alevosía y racismo. Ancianos y movidos por un entusiasmo ciego, aún nadie sabe a qué fueron a La Habana, como no sea a satisfacer su curiosidad y el protagonismo de quienes apenas tienen peso en el congreso de su país. Ha sido una payasada que podría pasar inadvertida si no fuera porque le han hecho el juego a la dictadura.
Ningún cubano lo aprueba, pero para estos abuelos la opinión de los cubanos no les importa, sólo la de su contemporáneo dictador en el poder cubano desde hace 50 años, desde que todos eran tan jóvenes.
Fidel Castro lo sabe; el viejo tirano sabe manejar la nostalgia, la vanidad y la demagogia y les habló de Luther King y les pidió que le enviaran a la cama del hospital o al inodoro desde donde escribe sus reflexiones, nuevas informaciones sobre el líder negro, como si en este medio siglo no se hubiera publicado todo y existieran nuevas cosa qué decir sobre King.
No escucharon a los cubanos, a los activistas de derechos humanos en la isla, a los disidentes, a los miles de presos políticos y de conciencia, a nadie más que al régimen, estos objetivos congresistas que nada tenían qué hacer que valiera la pena y tratan de buscarse un espacio en los titulares. Ya el Washington Post lo ha hecho, un editorial en el que los cuestiona debidamente.
Lo peor es que hay cubanos del exilio haciéndole el juego a la postura del diálogo de sordos de donde sacar míseros beneficios. ¡Ay, la vanidad!
Barbara Lee, demócrata por California y presidenta del Concilio Negro del Congreso, dijo a su regreso de La Habana que “Es hora de hablar con Cuba. Estoy convencida, en base a las reuniones que tuvimos allá, que los cubanos quieren dialogar…”. ¿Para Lee, quienes son los cubanos?, ¿el régimen de facto que ocupa totalmente el poder desde hace medio siglo negándonos todos los derechos? Para Lee, su viaje no incluyó a los presos y disidentes porque ellos fueron a “tratar sobre los temas sacados a colación por los cubanos de raza negra'', como si esos problemas del cubano común nada tiene que ver con la percepción racista de estos congresistas.
Avergüenza vivir estas increíbles experiencias. No basta con la indolencia oficial latinoamericana empeñada en que EEUU levante el embargo a Cuba sin la menor alusión a la carta Interamericana que rige la OEA, para que este piquete de momias se sume indolentemente, a la ronda de las traiciones a Cuba.
Vivir para ver.

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