Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



lunes, noviembre 30, 2009

Dejémonos de “vainas”.

Dejémonos de “vainas”, la “comunidad internacional” es un artificio para disimular la inoperancia, la inutilidad y el discurso coral. Lo demuestra el caso Honduras. Sin nada más de qué hablar, han aprovechado la crisis hondureña para ocupar las sesiones estériles de los organismos internacionales y ahora lo hacen de la Cumbre Iberoamericana, el non plus ultra de la buena digestión con un monarca sentado en la cabecera de la mesa.
Honduras tiene un nuevo presidente elegido en una votación con mucho menos abstencionismo que la que eligió a Mel Zelaya, y un presidente que triunfa con muchos más votos que los que votaron por Zelaya.
¿Ahora qué quieren?, ¿perpetuar la crisis?, ¿continuar con las excusas para volar a una ciudad exótica y sentarse en un almuerzo presidencial? Si se acaba la crisis hondureña ¿con qué motivo pasean los dignos signatarios del mundo, el mundo?
Podíamos ofrecer variantes: La carrera armamentista venezolana; el desarrollo atómico de Irán; la opresión religiosa en China. Cualquier cosa es suficiente, pero dejemos a los hondureños con un poco de tranquilidad.
Porfirio Lobo, el presidente elegido, debe asumir su cargo y trabajar por el país olvidándose de las opiniones, censuras y reclamos de la “comunidad internacional” que, en definitivas, no va a resolverle el problema a Honduras y poco a poco, en tanto encuentren otra motivación más juguetona, se va a ir olvidando del asunto.
La razón y la lógica deben primar con los pies bien clavados en la tierra. Ni la dubitativa conducta española, ni la injerencia brasileña, ni echarle leña al fuego al mejor estilo caraqueño. La OEA es mejor ni mencionarla, pocos períodos han sido más funestos que este del chilenito, lo que es mucho decir en décadas de banalidad y fantasías.
Para una inteligencia medianamente decorosa, el comportamiento de Zelaya ha hablado por sí mismo; es como tomar en serio la pataleta de un niño majadero.
Aconsejo olvidarse de Honduras, dejarlos reencaminar el país; ignorar a Zelaya para que termine de Rey Momo en los carnavales de Río de Janeiro y ocuparse de las cosas que, de verdad, merecen atención global, con valentía.

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