Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



viernes, agosto 29, 2014

Cao, las mulas y De Armas


Esta noche El Espejo, el programa de América Tv que conduce Juan Manuel Cao, ha traído de nuevo a Jorge de Armas, uno de los miembros de Café y que no pierden oportunidad para analizar la crisis cubana desde la perspectiva de la revolución y el ataque a EEUU.
Pero eso, por costumbre, ya resulta inocuo. Hoy, el problema consiste en que, analizando la nueva ley de aduanas que pena desmedidamente la entrada de artículos a Cuba traídas por los emigrantes, de Armas volvió a manejar su batidora de ideas confusoras, para caerle encima al embargo, de nuevo.
Cuando el expresidente de EEUU, Jimmy Carter, fue a La Habana, dijo en su discurso que la carencia de medicamentos en Cuba no podía achacarse al embargo de EEUU, porque otros países, y citó a México,  están dispuestos a venderle a Cuba todos los medicamentos a precios más baratos de como lo podría hacer EEUU.
La lógica aplasta con argumentos cortos y mortales como disparos.
Yo me pregunto, las regulaciones de Cuba rigen para cualquier importación a la Isla, no importa si vienen de Bogotá, Madrid, Nueva Dehli o la conchinchina.  Y estos lugares no tienen ni embargo ni nada que ver con él.

Podríamos razonar entonces con la misma lógica de Carter y preguntarle a De Armas por qué él, con esa fantasiosa obsesión divina, pone otra vez su índice paranoico en el embargo, desviando la atención de las razones verdaderas.
Como colofón, Cao sentenció con una verdad que, por evidente que resulte, mucho olvida citar: Esto ()y todo) solo lo resuelve la libertad. Pero a De Armas, por más que hable de Cuba, siempre le da alergia la libertad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno. A este tipo de personajes me gustaria preguntarles (quizas solo con el objetivo de ver como se quedan sin respuesta) ¿cuál es el embargo que tiene EEUU 'contra' Venezuela, por ejemplo? Lamentablemente Cao no es un buen periodista y con argumentos tan "simples" como Libertad, Abajo Fidel, Muera el Comunismo etc "rebaja" el debate intelectual con tipos como este y se enreda en un programa de 30 minutos (que si le quitamos los minutos de los comerciales y las anecdotas personales de su conductor) se queda en 10 minutos a lo sumo.