Blog de Luis G. Ruisánchez (2da. EPOCA)



lunes, febrero 16, 2009

Bachelet: “Se hizo pupú fuera del cajón”

Los dominicanos tienen una frase gráfica: “Se hizo pupú fuera del cajón”. La delicadeza con que está dicha le resta esa connotación fuerte que pudiera tener su similar “a lo cubano”. Por eso me atrevo a usarla públicamente y, sobre todo, porque pocos modos hay en la lengua para definir con tanta exactitud, el viaje de Michel Bachelet, la presidenta de Chile, a Cuba.
La olvidadiza premier, una mujer que heredó un país en alza y lo ha ido conservando a pesar de su liderazgo, tiene una memoria deprimida. Primero olvidó que una dictadura feroz (aunque con menos muertos y menos años que la cubana) mató a su padre; luego, que ella misma fue víctima de la represión y, finalmente, se olvidó cómo debía actuar y medir sus pasos cuando se prevén cosas así. Lo digo por aquel altercado en la Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile, cuando no tuvo valor, inteligencia ni carácter para hacer callar al presidente Hugo Chávez y el mismo Rey de España se ocupó de hacerlo.
La conocía en Santo Domingo, es un pequeña mujer (lo digo por la estatura) a la que saludé y con quien intercambié unas cuantas palabras. Fue cortés, agradable, cordial. Incluso me simpatizó, a pesar de sus desaciertos cuando las revueltas estudiantiles por las disposiciones sobre el transporte público, en su país.
Su anunciado viaje a La Habana se convirtió en una fuente de fuertes críticas en Chile. Su negativa a recibir a miembros de la oposición interna cubana, una cobardía elemental. Ya lo había hecho así la Kitchner, presidenta argentina, pero ese personaje de poca monta, con afán de maniquí, hueca, no cuenta en una reflexión seria.
La Bachelet fue a La Habana a mostrar su curiosidad frente a Fidel Castro, en lo que, como dice un amigo, parece como un desfile funeral, porque resulta que ahora, uno tras otro, todos los presidentes latinoamericanos desfilan frente el ataúd del rey muerto. ¿Cuál es la morbosa insistencia por verlo? ¿Necrofilia?
Michel Bachelet fue y perdió. Lo hizo ante la crítica de todas las fuerzas políticas chilenas, ante los consejos de su canciller, Alejandro Foxley. Y en medio de La Habana, fotografiada al lado del octogenario dictador, tuvo que leer en la prensa las palabras de Fidel a favor de la salida al mar que Bolivia pugna con Chile. Un tema doméstico, bilateral, sensible y de mucha delicadeza.
Pero ¿qué le importa al viejo tirano? Y ahora, no sólo llueven las críticas de los sectores más variados de la vida política y social chilena, sino que la misma presidenta no sabe cómo va a salir del atolladero, si el canciller la saca del fuego, hablando furioso con su homólogo cubano, o si tiene que arrepentirse en público por desechar a quienes le dijeron que ese viaje era una idea fatal.
Hasta el mismo indito boliviano abrió sus ojos adormecidos por la coca para agradecerle a Fidel haberse interesado en ese asunto pero…. cuidado, porque el indito, estupefacto, no quiere reabrir un frente ahora que las relaciones actuales de su país con los chilenos, son excelentes.
De todos modos, las heridas se lastimaron porque las negociaciones para lograr una salida al mar, seguían una estrategia ventajosa para Bolivia, sin altercados fuertes ni encontronazos. La injerencia de Fidel ha mortificado y atrinchera a los chilenos contra las pretensiones bolivianas de acabar con un tratado vigente desde finales del siglo XIX.
Por otra parte, la jugada de Fidel ya se convierte en un revés más para el gobierno de la Bachelet con anunciados perjuicios electorales.
Nunca debió ir Michel Bachelet a La Habana. No le cabía, ni a su país ni a su historia personal, semejante reverencia al tirano. Ella merecía conservar una distancia prudente de los títeres sempiternos como Chávez, Correa, Evo, Colom y también de la Kitchner, aunque ella, sólo por el placer de maquillarse para las fotos, va a dónde sea.

1 comentario:

Cufifo dijo...

Gran columna mi buen amigo...haz desmenuzado completamente lo patético del viaje de Bachelet...que es una presidenta ingenua, digamoslo, este viaje no sirvió y no servirá para nada...solo para satisfacer su ingenuo romanticismo socialista castrista

en Chile la eligieron (me excluyo del grupo, porque yo no voté por ella) para parecer progres y modernos..les salió el tiro por la culata...Chile no puede darse el lujo de elegir gobernantes débiles..su situación con sus vecinos es tan delicada, que es una necesidad imperiosa de Chile evitar muchos conflictos internos y tener diplomacias y gobiernos sólidos, sino Chile sería prácticamente desmembrado por sus vecinos.

Bueno menos mal le queda un año, y después creo que tendremos un gobirno de centroderecha, pero que jugará a ser más de izquierda en este contexto internacional tan delicado...vamos a ver si el cambio le hace bien a Chile